El candidato a la presidencia de Brasil, Jair Messias Bolsonaro, ligado al mundo evangélico y feroz, trae relacionado noticias inquietantes.

Ciertamente Bolsonaro es admirador de Donald Trump y de ganar trataría de gobernar de una manera lo más trumpística posible, pero sería ingenuo imaginar que es el autor del fenómeno que está protagonizado, sino que es solo uno de varios factores que se conjugan entre sí.

Él ya anunció que no piensa asumir compromisos de acción contra el cambio climático, que se propone privatizar todos los medios de producción de Brasil, anular los instrumentos de intervención del Estado en los quehaceres económicos, educacionales, médicos y ambientales de su país.

Nuestro presidente Sebastián Piñera dijo conocer su proyecto económico y que le parecía muy bien que siguiera el chileno, pero que como persona no lo conocía muy bien.

Si bien algunos dicen que es de extrema derecha, los líderes de extrema derecha europea no aceptan ni su amistad ni que haya coincidencia ideológica.

Por otro lado, la bancada evangélica de la cámara de diputados de verdad lo apoya como una especie de mesías bíblico, pero es apresurado dar por sentado que vaya a resultar vencedor en la segunda vuelta.

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