A 27 años del frustrado primer concierto de Iron Miden en Chile a causa de presiones de autoridades religiosas de la época, uno de sus principales detractores desclasificó nuevos antecedentes del hecho que pasó a la historia como uno de los actos de censura más emblemáticos de la “transición a la democracia”.

Tal como lo han reconocido sus propios protagonistas, fue el cardenal Jorge Medina quien se opuso al recital de “La Doncella de Hierro”, primero exigiendo la cancelación del show al ministro del Interior de entonces, Belisario Velasco, y luego presionando a la municipalidad de Santiago presidía por Jaime Ravinet.

Si bien el gobierno no pudo impedir la presentación, esta fue inviable debido al desahucio del contrato de arriendo del recinto, la Estación Mapocho, a causa de un acto cultural que el municipio agendó y que, al final, nunca se realizó.

La visita, además, motivó a grupos religiosos que se opusieron fervientemente a Iron Maiden, identificada entonces como una banda “satánica”. “Es un grupo que promueve conductas relacionadas con el satanismo, eso es una evidencia incontestable”, comentó entonces Humberto Lagos, asesor religioso del gobierno de Patricio Aylwin, quien además catalogó de “peligroso” su arribo.

Casi tres décadas después, Lagos cambió en algo su opinión al respecto. “Cuando se produjo el tema, las protestas fueron por una parte de grupos religiosos, que reclamaban por algunas letras con el 666, como ‘The number of the beast’”, recordó en el diario La Cuarta.

Sobre si continúa creyendo en el supuesto satanismo del grupo, hoy es enfático: “¡Jamás! Tienen algunas letras de esa índole”. En otro aspecto, el asesor rememoró supuestas críticas a la banda de Steve Harris sobre su silencio sobre la dictadura militar de Augusto Pinochet.

“Hubo críticas de orden político hacia la banda, en cuanto a que jamás hicieron un gesto para criticar la dictadura militar, así como otros grupos, en los 80’s”, confesó Lagos, quien aseguró que las presiones fueron gatilladas también por esta razón.

“Era sabido. Cuando fueron las protestas, los críticos pasaron factura y los auspiciadores decidieron bajarse”, agregó en la misma línea.

Sin embargo, en la misma publicación, Belisario Velasco puso en duda “la teoría política” sobre la cancelación. “El gobierno les permitió su entrada porque cumplían con la ley y la Constitución. Fue la tozudez del cardenal Medina. Nosotros siempre tuvimos la disposición para que tocaran”, comentó.