Luego del enorme éxito que alcanzó la venta de entradas para el concierto de Iron Maiden en el Estadio Nacional, la banda anunció esta semana un segundo show en nuestro país.

Y es que cuando aún restan siete meses para la venida de la Doncella de Hierro, los 63 mil tickets se agotaron completamente, lo que llevó a la productora a agendar un segundo show, esta vez en el Movistar Arena.

Pero aunque la Bestia ha logrado presentarse tres veces en el máximo recinto deportivo de Chile -además de ofrecer conciertos en otros lugares de Santiago-, lo cierto es que la relación con nuestro país no siempre fue buena.

De hecho, el inicio de esta especie de romance entre el público local y la banda inglesa comenzó probablemente de la peor forma.

Banda “satánica”

Corría 1992 cuando se anunció la primera visita de Iron Maiden a nuestro país. Rápidamente la noticia generó gran expectación entre los fanáticos chilenos por la agrupación británica.

Sin embargo, el escenario de aquel entonces era muy diferente al actual. Chile había recuperado la democracia hacía muy poco, y la Iglesia Católica aún tenía gran influencia en el ámbito político.

La visita de los metaleros despertó la atención de la comunidad eclesiástica, que no vio con buenos ojos su llegada.

El entonces subsecretario del Interior, Belisario Velasco, recibió una llamada del sacerdote Jorge Medina -ferviente defensor de la dictadura de Augusto Pinochet-, para solicitar que el Gobierno impidiera el show de Iron Maiden.

A juicio de Medina, la banda pondría en riesgo tanto la moralidad de la sociedad chilena como la de la juventud.

“Me dijo que las letras de las canciones hablaban en contra de los valores cristianos, de la Virgen, de Jesús, que eso era inaceptable. Que no deberían exhibirse en Chile. Entonces me preguntó si acaso yo no era cristiano”, señaló Belasco en una entrevista con El Dínamo.

“Entonces me empezó a recitar las letras en inglés y luego me las traducía. Una cosa muy rara. Me preguntó si es que no conocía a Iron Maiden. Yo le dije que no me sabía las letras de las canciones, que si alguna vez los escuché en la radio no alcanzaba a traducir lo que decían, porque cantaban muy agudo y rápido. Ahí le dije a Medina que no teníamos mucho más que conversar, porque yo no era tan experto en heavy metal como él. Le expliqué que yo me había quedado en Los Beatles, que incluso los fui a ver una vez en los 60′ a Londres”, agregó.

Suspendido

Luego de que Medina no recibiera la respuesta que buscaba, decidió tomar otro camino, contactándose con los dueños del local en el que se realizaría el evento y con el municipio, hasta que finalmente el concierto fue suspendido, para desgracia de los cientos de fanáticos.

Por su parte, Humberto Lagos, quien era asesor del Gobierno en materias religiosas, apoyó la idea de que Iron Maiden era una banda de tendencias satánicas.

“Es un grupo que promueve conductas relacionadas con el satanismo, eso es una evidencia incontestable”, señaló aquel año Lagos.

“Yo creo que a juzgar por las letras y conductas del grupo, es muy peligroso que ingresen”, añadió.

Finalmente, la explicación oficial fue que la reserva de la Estación Mapocho, en donde se realizaría el concierto, había sido cancelada debido a que la municipalidad de Santiago, en manos del alcalde Jaime Ravinet, haría un acto cultural el mismo día. No obstante, jamás se hizo.

Por alguna razón, ningún otro recinto en la capital estuvo disponible para albergar el ansiado show.

Completamente asombrados, los integrantes de Iron Maiden declararon en Argentina que en Chile aún se vivía en la Edad Media.

Años más tarde, el baterista de Iron Maiden, Nicko McBrain, relató en una entrevista con Vía X: “Nos sentimos muy extraños, porque tres meses antes tocamos en Roma. ¿Y acaso no es Roma la cabeza de la Iglesia Católica? Y como que el papa Juan Pablo II dijo ‘que vengan, no son satánicos’. Porque sabes que el Vaticano lo vigila todo, tienen a un montón de tipos que se dedican a revisar lo que escribes o cantas”.

“Fue una experiencia muy dura, muy dura. Nos reímos al final, pero las lágrimas nos dolieron”, puntualizó.

Fin a la ‘censura’

A pesar de este mal comienzo, la banda le torció la mano al destino, y tuvo su ansiado debut en Chile en 1996, aunque sin su icónico cantante Bruce Dickinson, quien había sido reemplazado por Blaze Bayley.

Finalmente, en 2001 la Doncella de Hierro llegó con su formación clásica, presentándose en una repleta Pista Atlética del Estadio Nacional, repitiéndose el plato en 2004 y 2008. Mientras que en 2009 lo hicieron en el Club Hípico ante más de 60 mil personas.

Ya en 2011, 2013 y 2016 se presentaron nada menos que en el propio Estadio Nacional, lo que se repetirá el próximo 15 de octubre. Eso sí, un día antes estarán en el Movistar Arena.

En cuanto a la censura de 1992, el periodista y locutor radial Mauricio Jürgensen -actual panelista de Bienvenidos- señaló en el capítulo Metalgate Monstruos en Chile de 7º Vicio: “Creo que fue un punto de inflexión, porque quedó claro que no se podía llegar más bajo en el nivel de la imbecilidad, en la lógica de producción de conciertos”.

“Aparte que pasaron colados muchos otros grupos que no tenían la notoriedad de Iron Maiden, como Kreator, quienes eran más brutales y extremos en esta cosa estética de lo oscuro. Y a nadie le importó, porque nadie se enteró”, sostuvo.

Por su parte, el crítico musical Alfredo Lewin manifestó que: “Gracias a este recuerdo inolvidable de la vez que no vimos a Iron Maiden, empezamos a cubrir y a batir récords con respecto a ir a verlos, como si fuese la misa del Rock definitiva. Es el grupo que mejor encapsula la propiedad metalera del público chileno, cuando quizás podrían haber otros grupos que lo personifiquen mejor”.

El punto cúlmine de la relación entre Iron Maiden y Chile es el DVD que la banda grabó en nuestro país, lanzado al mercado en 2012 llamado En Vivo. Corresponde al show que los ingleses ofrecieron en Santiago un año antes.