El escritor chileno Luis Sepúlveda, autor de la afamada novela “Un viejo que leía novelas de amor”, falleció víctima del nuevo coronavirus Covid-19 en el norte de España, donde se instaló tras un periplo como exiliado de la dictadura de Augusto Pinochet.

Uno de los escritores latinoamericanos más exitosos, autor de una veintena de novelas, crónicas y cuentos para niños, Sepúlveda estaba ingresado en un hospital de Oviedo, en la región de Asturias, desde finales de febrero.

“El escritor Luis Sepúlveda fallece en Oviedo. El equipo de Tusquets Editores lamenta profundamente su pérdida”, señaló en un comunicado este jueves su editorial española Tusquets.

Nacido en Ovalle, en octubre de 1949, ha logrado en el extranjero mayor reconocimiento que en su país natal, con el que mantiene una difícil relación y al cual nunca ha querido volver a radicarse.

“Hay cuentas pendientes con el país, cuentas que no significan que necesitamos alguna reparación o algo así, sino los amigos que nos faltan”, dijo Sepúlveda en una entrevista en noviembre de 2014 con la radio de la Universidad de Chile.

“En el exilio también se va estableciendo un universo emocional. Fundas o aumentas tu familia y no puedes desarraigar a tus hijos, no puedes condenarlos al mismo desarraigo que sentiste cuando tuviste que salir”, agregó entonces el escritor, que no recuperaría hasta 2017 la nacionalidad chilena.

Un periplo por el mundo

Su militancia desde temprana edad en las juventudes comunistas y después en el Partido Socialista provocó su detención en 1973, después del golpe de Estado que encabezó Pinochet contra del gobierno socialista de Salvador Allende.

Fue encarcelado durante dos años y después colocado bajo arresto domiciliario. Logró escapar y permanecer en la clandestinidad por casi un año, hasta que fue apresado nuevamente y enviado al exilio en 1977, un periodo que queda reflejado en obras como “La locura de Pinochet” (2003) o “La sombra de lo que fuimos” (2009).

De espíritu viajero, tenía que iniciar su exilio en Suecia pero se bajó antes del avión y se quedó en Argentina. Luego se fue a Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador, donde finalmente se asentó por algún tiempo.

En Quito, trabajando en una investigación de la Unesco, conoció a los indios shuar o jíbaros, cuyas tradiciones y apego por la madre tierra inspiraron la novela que lo lanzó a la fama: “El viejo que leía novelas de amor”.

Tras un paso por Nicaragua, donde perteneció a las brigadas sandinistas, emigró a Alemania, donde vivió por 14 años. Allí se casó con su segunda esposa, Margarita Seven, y se desempeñó como corresponsal de Greenpeace, lo que lo llevó a atravesar los mares del mundo, siguiendo nuevamente su espíritu viajero.

Tras separarse de su segunda esposa, se trasladó a París, donde vivió algún tiempo hasta radicarse en la localidad española de Gijón, donde ha residido hasta ahora tras reencontrase con su primera mujer, la poetisa chilena Carmen Yáñez.

Su gran éxito

Entre toda su obra, traducida a 50 idiomas distintos, reluce “El viejo que leía novelas de amor”, una invitación a repensar la relación con la naturaleza galardonada con los premios Tigre Juan (1988) y el France Culture Etrangere.

Con la forma de un cuento, el autor chileno narra la historia de Antonio José Bolívar, que conoce al pueblo amazónico de los shuars.

Cuando acusan erróneamente a estos indígenas de asesinar a un cazador blanco, el viejo deja sus novelas de amor, la única vía de escape a la barbarie humana, para hallar al verdadero culpable, una majestuosa pantera.

Éxito planetario traducido a 35 idiomas , la novela fue adaptada a la gran pantalla en 2001 por el cineasta australiano-holandés Rolf de Heer, con el estadounidense Richard Dreyfuss en el papel protagonista.

Entre las obras de Sepúlveda, que también tuvo pequeñas incursiones en el mundo del guión y la dirección cinematográfica, destacan “Patagonia express”, “Historias marginales” o “El fin de la historia”.

Otro de sus grandes éxitos fue “Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar”, una historia para “jóvenes de 8 a 88 años” que fue versionada en una película de animación.