Los presidentes de Argentina, Brasil, México y otros líderes latinoamericanos se ven envueltos en un escándalo de corrupción con un enviado del gobierno de Estados Unidos. Es “La cordillera“, la cinta del argentino Santiago Mitre estrenada este miércoles en la sección Una Cierta Mirada de Cannes.

La turbia trama, que transcurre en las nevadas cumbres de Los Andes, busca retratar la “política en sus más altas esferas” confrontada con la “micropolítica del entorno familiar”, en palabras del director, de 36 años.

Es el tercer largometraje de Mitre (“El estudiante“, 2011; “La patota“, 2015). Aquí el laureado Ricardo Darín encarna a un agobiado presidente argentino. Su hija es Dolores Fonzi (mejor actriz en Málaga 2012 por “El campo“) y su secretaria es Erica Rivas (“Relatos Salvajes“).

Ricardo Darin, Erica Rivas y Santiago Mitre | Agencia AFP | Christine Poujoulat
Ricardo Darin, Erica Rivas y Santiago Mitre | Agencia AFP | Christine Poujoulat

El elenco cuenta también con la española Elena Anaya, (ganadora del Goya en 2011 por “La piel que habito“) y la chilena Paulina García (mejor actriz en Berlín 2013 por “Gloria“).

Lo completan el chileno Alfredo Castro, el mexicano Daniel Giménez Cacho (con varios premios Ariel) y el brasileño Leonardo Franco. Un papel clave tiene el estadounidense Christian Slater, Globo de Oro por la serie “Mr. Robot“. Mitre no escatimó.

Confrontar dos fuerzas

Sus otras obras son profundamente políticas y cuestionadoras, pero ahora se zambulló en una explícita cumbre de jefes de Estado.

“La idea con Mariano (Llinás, coguionista) era trabajar la política en sus más altas esferas. Retratar la intimidad de un presidente. Y confrontar dos fuerzas: la macropolítica con la micropolítica del entorno familiar. Un episodio lo trastoca y esta persona se vuelve más oscura y peligrosa”.

Se implica en las alfombras del poder con un medio tono hasta llegar a una efusión operística.

“La idea fue tensar la situación política a partir de un hecho de la vida privada. Hay cineastas que ven lo político sobre lo cinematográfico. A mí lo que me importa es el cine”.

¿Le preocupa que busquen similitudes políticas con lo real?

“Me gusta trabajar con personajes sinuosos y ambivalentes. El cine político nos ha mal acostumbrado. Se buscan sentencias y mensajes, pero esta película es correrse de ese lugar”.

Santiago Mitre | Agencia AFP | Loic Venance
Santiago Mitre | Agencia AFP | Loic Venance

Darín y Slater

En su tercera obra tiene un “seleccionado” de artistas y técnicos. ¿Cómo manejó eso?

“La primera película, casi marginal, me dio cierta confianza narrativa. Esto es un salto en materia de producción, de presupuesto, de responsabilidad”.

¿Cómo aparece Slater en el elenco?

“Leyó el guión y dijo que sí. Está muy involucrado políticamente. Tiene un profesionalismo apabullante. Y se llevó muy bien con Ricardo (Darín), que tiene una presencia en cámara impresionante, carisma, magnetismo, contagia al equipo”.

Christian Slater | Agencia AFP | Eduardo Muñoz Álvarez
Christian Slater | Agencia AFP | Eduardo Muñoz Álvarez

Guiño a Hitchcock

De pronto incursiona en un territorio de suspenso psicológico a lo Alfred Hitchcock.

“Hay un cruce entre lo político y lo personal. Estudiamos experiencias freudianas con hipnosis. Introdujimos un elemento fantástico. Nos gustó como procedimiento narrativo”.

Los caballos que aparecen son casi oníricos…

“Empezamos con procedimientos de thriller político realista. Después irrumpe otro género, un suspenso casi fantástico. Me gustan esas resoluciones enigmáticas. A lo que el cine no debe resignarse es a pedir un espectador inteligente que pueda interpretar”.

Hay un giro brusco en la historia.

“Teníamos miedo de caer en el thriller convencional en medio del furor por ‘House of Cards‘. Queríamos algo más profundo y fantástico. Me descubrí mucho más fanático de (Stanley) Kubrick y de (Roman) Polansky de lo que sospechaba (risas).

¿Es un obsesivo del control y la marcación de actores?

R: No me meto mucho. Prefiero escuchar y darle espacio al talento ajeno. Y cuidamos cada detalle (con la vestuarista española Sonia Grande, colaboradora de Woody Allen, Pedro Almodóvar).

¿Fueron a espiar cumbres políticas?

“Sí, pero son más aburridas que la película (risas). Mi padre trabaja en política internacional y creo que la génesis de “La cordillera” fue escuchar cosas de las cumbre en sobremesas”.