El registro de un creciente consumo de anti inflamatorios no esteroides (AINEs) por parte de deportistas encendió las alertas de investigadores que decidieron indagar en los beneficios que estos medicamentos pudieran aportar a la hora de mejorar el rendimiento físico en competencias.

Uno de estos investigadores es el Dr. Guilherme Bresciani, de la Universidad Autónoma de Chile, quien desarrolla esa línea de investigación desde hace 4 años junto a otros académicos de la Universidade Federal de Santa María (UFSM), de Brasil, e Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (IBIOMED), de España.

“En la última década, los AINEs como el ibuprofeno y el diclofenaco han cobrado mucho protagonismo en el escenario deportivo”, advirtió el académico, quien señaló –a modo de ejemplo-, que en los últimos Juegos Panamericanos de Río, más del 60% de los deportistas reportó consumir fármacos no prohibidos por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), de los cuales más del 80% son algún tipo de AINEs.

En este contexto es que comienzan a experimentar la combinación de los AINEs con el ejercicio físico en modelo animal, a objeto de determinar el real impacto que estos tienen en el rendimiento físico a través del análisis de marcadores oxidativos e inflamatorios en órganos claves para el ejercicio físico, tales como el hígado, el cerebro y, por supuesto, el músculo esquelético.

Bresciani explicó que la inflación es uno de los procesos involucrados en la sensibilización periférica al dolor y, por ende, un fenómeno que incide directamente en el rendimiento de un deportista. “Es lógico razonar que si yo puedo minimizar la inflamación, puedo seguir más allá en el ejercicio físico. Sabemos que, entre otros factores, el dolor es una gran limitante del rendimiento físico”, dijo.

Respecto del diclofenaco, el investigador señaló que hasta el momento han visto que después de un ejercicio físico exhaustivo, un pre tratamiento con diclofenaco reduce la inflamación hepática, “lo que es un punto clave, considerando que el hígado cumple un rol importante en la modulación inflamatoria, junto con ser un órgano clave en la distribución energética, incluso durante el ejercicio físico”, puntualizó.

Pre tratamiento con AINEs

Hoy en tanto, están concluyendo la etapa de investigación en la parte muscular, utilizando el mismo protocolo que usaron con el estudio del hígado.

“El pre tratamiento es una de las novedades que nosotros estamos tratando de estudiar, porque si pensamos que la inflamación activa rutas de sensibilización del dolor y que el dolor facilita la reducción del rendimiento físico, si soy capaz de disminuir la inflamación antes de la actividad física, quizás eso presente algún beneficio. Qué pasa si yo tomo el AINES antes? Lo que hace la gente es tomar AINEs después del ejercicio físico, pero nosotros estamos utilizándolo como un pre tratamiento”, sostuvo.

Igualmente, la idea entonces es averiguar ahora qué pasa con el entrenamiento si existe un pre tratamiento con AINEs. Saber si este presentará o no algún beneficio si no hay inflamación y cómo queda la regeneración muscular con el consumo crónico de ese tipo de fármacos.

“Lo que sabemos actualmente es que los fenómenos de regeneración/aumento de masa muscular requieren un ambiente oxidativo-inflamatorio controlado para que ocurran. En este sentido, recientes estudios indican que bloquear por completo la inflamación de manera crónica puede afectar la regeneración muscular que ocurre naturalmente después de un ejercicio físico”, explicó Bresciani. Por ello, la idea ahora es verificar esas adaptaciones musculares durante un entrenamiento físico.

“Con entrenamiento lo que hemos registrado hasta el momento ha sido efecto en el rendimiento físico. Los animales entrenaron durante 6 semanas sin ibuprofeno y luego fueron expuestos a un desafío: una especie de ‘semana olímpica’, donde realizaron actividad física intensa de manera repetida recibiendo dosis diarias de ibuprofeno. Durante ese desafío post entrenamiento los animales que recibieron ibuprofeno presentaron mejor rendimiento y aquí cabe resaltar dos puntos clave: no se han registrado cambios en parámetros que miden el dolor, uno de los principales motivos por los cuales los deportistas indican tomar AINEs. Igualmente curioso es que la principal adaptación que permitió el mejor rendimiento físico la verificamos en el cerebro, y no en el musculo, como muchos podemos esperar”, comenta Bresciani.

El académico de la UA explicó que pese a ser habitual el consumo de este tipo de medicamentos no son prohibidos en el ámbito deportivo.

“El control de las llamadas ‘sustancias ergogénicas’ se realiza a nivel mundial por la WADA. Hasta que no se compruebe de manera definitiva que sí presentan un beneficio para el rendimiento físico, es decir si no se producen evidencias en este sentido, no hay porqué bloquearlo en las competencias. Habría que pasar por muchos pasos de la investigación como para poder contestar a esos interrogantes”, concluyó el investigador, junto con reconocer que el camino es largo e interesante, considerando que se tratan de fármacos relativamente nuevos.

Guilherme Bresciani es licenciado en Educación Física por la Universidad Luterana do Brasil y Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de León, España. Ha realizado una estancia postdoctoral en Ciencias Biológicas: Bioquímica Toxicológica en la Universidad Federal de Santa María. Actualmente, es académico docente investigador de la Universidad Autónoma de Chile en Temuco.