“No estamos conformes, él merecía estar toda una vida tras las rejas”, exclamaron los familiares de Gloría Saldías Huenchu, quien fue brutalmente asesinada por su pareja presuntamente en medio de un ataque de celos y cuyo juicio concluyó en Osorno, siendo sentenciado a 13 años de prisión.

Sandra Saldías, hermana de la víctima, dijo que tras conocer la pena, esperan que Dios se encargue de hacer justicia ya que los tribunales no castigaron al homicida de Gloria de manera ejemplar.

Consultada si las agresiones contra la mujer eran constantes, Sandra dijo que sí, señalando que en una oportunidad hasta la hija que tenían en común resultó lesionada al verse en medio de una golpiza.

Ante la pregunta si alguna vez denunciaron ello, Sandra dijo que lamentablemente la familia peca de no querer entrometerse al creer que empeorará la situación. Por ello y en base a su experiencia llamó a las madres o hermanas a denunciar cuando una familiar es víctima de violencia, ya que ello podría salvarles la vida.

El abogado querellante en la causa, Marcelo Urra, explicó que si bien esperaban se aplicara el máximo del tramo penal, aun está la conformidad que José Aurelio Flores Martínez pasará 13 años tras las rejas sin derecho a beneficios. Aun así dijo, analizarán el fallo para determinar si pueden recurrir ante la Corte, con la esperanza de obtener una sentencia mayor.

A la audiencia de lectura de sentencia, acudió la coordinadora provincial de Sernam, Luisa de la Prida, quien manifestó su preocupación por los casos no denunciados, instando a la ciudadanía a hacerlo, porque el solo hecho de callar ante un episodio de violencia nos transforma en cómplices.

La familia en tanto, dijo que recién ahora podrán vivir el luto ya que antes sentían el dolor pero no podían cerrar la etapa considerando que estaba abierta la investigación, la citaciones a declarar, y por último el juicio que vino a revivir todo el dolor que sintieron cuando se enteraron del crimen de Gloría Saldías.

Así mismo esperan poder obtener la tuición de la pequeña hija de la víctima, quien desde esa fecha permanece en un hogar de menores, siendo asistida, pero consciente que no será su madre quien la retire de ese lugar para velar por ella.