Rodrigo Cañete es un crítico de arte argentino que de vez en vez hace polémica por sus declaraciones y actuaciones en su país. Fue subsecretario de Cultura y es recordada la vez que intentó besar al conocido Ricardo Liniers, a quien ha cuestionado varias veces, en un video subido a YouTube.

Estos días ha generado ruido en Chile luego que el diario La Segunda recogiera parte de sus escritos en su web personal, donde dispara hacia la sociedad chilena y todas sus inseguridades.

Se trata de Love Art Not People, en el que recoge parte de los escritos de Oscar Contardo, periodista y escritor chileno autor de Siutico, y donde cuenta otras experiencias de amigos en nuestro país.

Es por ejemplo el caso de una arquitecta chilena, quien debió hacer una casa para una familia adinerada. “Las exigencias de esta gente eran bastante ambiciosas, y realmente no disponían de un terreno demasiado extenso como para llevar a cabo todo el programa” dice el texto, donde se revela un llamativo hecho que califican de “apartheid”.

“(…) empezaron los pedidos más extraños, el más estúpido era que el personal de servicio tenga otro acceso diferente al principal y que no puedan ver ni ser vistos, pedían un TÚNEL”, señala la profesional, quien comentó que el primer modelo no gustó porque la mujer -que encargó el trabajo- sentía que era todo “muy chileno” y no “estilo ‘dubai, futurista’” como pedía.

“Llegamos a un acuerdo, la casa terminó siendo una mezcla experimental sin sentido con mosaicos de Sicis, pero les gustó porque los vecinos dicen que es ‘rara’ y porque se publicó en una revista de mierda”, concluye.

Culto a lo ario

Pero otro de los casos que ataca el espacio es “el culto a lo ario” que tiene la sociedad chilena, sobretodo la clase alta. “He estado varias veces en Chile por trabajo y es muy fuerte cómo allá rinden culto a la pureza, a lo ario, si ves las publicidades o catálogos de cadenas como Ripley o Falabella son siempre personas o familias rubias con ojos claros, algo que en Chile es condición más bien de una minoría muy pequeña”, señala el autor.

Agencia UNO

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“En Santiago salvo que circules por Providencia, o la zona de Vitacura, la Dehesa y las Condes (que juntas no concentran ni el 10% de su población total) la enorme mayoría de la gente que cruzás es de baja estatura y rasgos mestizos, y eso parece ser una molestia para la clase alta chilena que los usa para multiplicar su riqueza pero les resulta un obstáculo para sus aspiraciones de ser una nación desarrollada identificada con el primer mundo occidental blanco”, añade.

Incluso, cuenta, “varios amigos gays que trabajan en la moda y la fotografía se quejaban constantemente de la fealdad y el conservadurismo de sus compatriotas y además reivindicaban a Pinochet que justamente fue responsable de profundizar ese enorme conservadurismo católico homófobo en la sociedad chilena del cuál reniegan”.

Cecilia Bolocco, el modelo de mujer chilena de clase alta

“Otra cosa que me llamó la atención es el rol de la mujer de clase alta, en general tienen una pose mucho más marcada que las ricas argentinas, son las que imponen el uniforme a sus nanas que por poco hasta les limpian el culo y suelen estar obsesionadas con las marcas de lujo internacionales que abundan mucho más en santiago que en buenos aires y la mayoría se tiñen de rubias y son asiduas visitantes de los shoppings que pululan en las zonas adineradas”, detalla.

Así es como Cecilia Bolocco, afirma el crítico, resulta ser el modelo a seguir de las mujeres de clase alta. “(…) referente de la feminidad para la sociedad chilena es justamente Cecilia Bolocco, una mujer con dinero que pretende aparentar una elegancia de clase que en realidad no le corresponde, porque aspiran a un tipo de elegancia posiblemente europeo que es contrarrestado por un excesivo esfuerzo por querer ser lo que no se es”, dispara.

Agencia UNO

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“El caso de Bolocco es muy emblemático ya que por su aspiración de pertenencia y poder se casó con un tipo horrible y viejo como Menem y así todo el pueblo chileno la celebra”, apunta.

Las chilenas, dice, intentan “de algún modo ser lo más ricas, rubias y consumistas posibles para intentar compensar justamente el hecho de saberse parte de un país con una mayoría mestiza que no encaja en los estándares de la belleza y la moda internacional por los cuales rigen sus vidas…de alguna manera la mujer rica chilena hace todo lo posible para tratar de no parecer chilena”.

Educación

Pero no solo de moda, mujeres y clase alta habla su blog, también de la educación en nuestro país. “Las mejores universidades son muy pero muy caras, si naciste pobre tenés ínfimas posibilidades de progresar, no existe el ‘tenés que estudiar para que te vaya bien’. Esas universidades las manejan un puñado de familias que tienen el monopolio de todo, si unos empleados de una cadena de farmacias protestaban por sueldos, la tv no lo cubría porque era eran los mismos dueños de los principales canales”, escribe.

“Lo peor es que la gente no protesta en absoluto, no hay debate, sólo los estudiantes que consiguieron que la educación pública se amplíe a otros sectores más desfavorecidos, por primera vez van a ingresar al sistema educativo las primeras generaciones de muchísimas familias y encima la clase alta todavía se atreve a criticarlo”, suma.

Maribel Fornerod / Agencia UNO

Maribel Fornerod / Agencia UNO

El autor indica además que los chilenos “aman a EE.UU., consumen todos sus productos, están pendientes de su destino y son sumamente inseguros”.