El histórico líder independentista vasco Arnaldo Otegi abogó por llevar “la apuesta” de la paz “hasta el final” tras salir durante este martes de la cárcel y luego de pasar seis años y medio en el lugar por haber intentado reconstruir la dirección de Batasuna, considerado el brazo político de ETA.

“Hace seis años años y medio nos encarcelaron por hacer una apuesta por la paz”, dijo por la mañana Otegi, de 57 años, al salir de la cárcel de Logroño (La Rioja, norte), añadiendo que “hay que llevar esa apuesta hasta el final y eso es lo que me propongo hacer”.

Otegi, recibido por unas doscientas personas, afirmó que “hay quien dice que no existen presos políticos en el Estado español, pero sólo hay que comprobar todas esas cámaras para ver que efectivamente sí existen presos políticos”.
“Todavía queda mucho camino por recorrer y no va a ser fácil”, añadió, pocas horas después de salir de la cárcel en un acto de homenaje en su pueblo natal de Elgoibar.

Una asociación de víctimas de ETA había solicitado que se suspendiera este acto, pero la justicia española finalmente la autorizó, aunque bajo vigilancia.

“Hay gente que cree que las autocríticas o que pensar que uno ha dicho o hecho mal una cosa es signo de debilidad, yo pienso lo contrario, creo que es signo de fortaleza y madurez política”, insistió Otegi.

Generar condiciones para la paz

“Es un hombre noble que ha luchado por sus ideas. Esta última vez no debería haber ido a la cárcel porque luchó por la paz. Tiene que ser lehendakari (presidente regional vasco)”, dijo una mujer de 55 años, sin querer dar su nombre, en un acto en el que Otegi fue recibido con música y el aurresku, el tradicional baile de bienvenida.

“Ahora toca ganar, generar las condiciones que hagan posible la convivencia, la paz, pero también la libertad y la igualdad”, dijo Otegi.

Otegi purgó seis años y medio de cárcel por “pertenencia a organización terrorista en grado de dirigente”
, pero paradójicamente sale de prisión con un aura de “artífice de la paz” en su región, donde ETA anunció oficialmente el cese de su actividad armada en octubre de 2011.

Otegi ya estaba en la cárcel entonces, condenado un mes antes por tratar de reconstruir la dirección de Batasuna, considerado el brazo político de ETA, ilegalizada en 2003.

Esa formación, tras un rechazo expreso de la violencia, se reconvirtió en Sortu, de la que Otegi es secretario general, con aspiraciones a presentarse en las elecciones regionales de otoño.

En un comunicado al New York Times, Otegi mostró su intención de participar en el proceso interno para elegir candidato a las elecciones en la coalición EH Bildu, de la que forma parte Sortu.

A pesar de su intención, en principio, está inhabilitado para ocupar un cargo político hasta 2022, aunque podría recurrir esa sentencia.

Su salida de prisión fue saludada por dirigentes como el líder del partido de izquierda radical Podemos, Pablo Iglesias, quien en un tuit afirmó: “La libertad de Otegi es una buena noticia para los demócratas. Nadie debería ir a la cárcel por sus ideas”.

Sin embargo, para Nuevas Generaciones, sección juvenil del gobernante Partido Popular (PP, derecha), “Otegi ha cumplido una pena de prisión por colaborar con una banda terrorista, asesina y criminal”.

Actor clave

Su condena “había sido injusta y desproporcionada – hasta juristas lo decían – él llevaba tiempo levantando la bandera del fin de la violencia y de la paz”, dijo a la AFP el periodista vasco de la revista Cambio 16, Gorka Landaburu, él mismo víctima de ETA.

“Es la persona más importante y decisiva en el abandono de ETA del ciclo armado”, insistió a la AFP el periodista Antoni Batista, excorresponsal de La Vanguardia en el País Vasco y autor de su reciente biografía.

Militante de ETA desde los 19 años, a finales de los años 90, fue uno de los primeros en abogar por que la organización abandonara la lucha armada.

En 2006, Otegi fue un actor clave en el diálogo entre el gobierno socialista de entonces y ETA, pero tras el fracaso de esas negociaciones -por un atentado mortal de la banda contra el aeropuerto de Madrid- el gobierno adoptó una línea de firmeza, que incluyó decenas de arrestos, incluido el del líder independentista.

En 2012, Otegi había presentado “sus más sinceras excusas” por el “dolor” y la “humillación” que hubiera podido provocar a víctimas de ETA.