El martes 8 de noviembre, los estadounidenses elegirán al sucesor de Barack Obama. Pero el peculiar proceso, uno de los más largos del mundo, arranca de hecho el 1 de febrero con el “caucus” de Iowa.

Los presidentes ejercen un mandato de cuatro años y pueden ser reelegidos una vez.

A continuación la compleja ruta que lleva a la jornada electoral.

Las primarias

Los partidos Demócrata y Republicano organizarán votaciones primarias y “caucus” (asambleas) en los estados y en los territorios, como Puerto Rico, a partir del 1 de febrero.

Los “caucus” son reuniones en las que los participantes expresan abiertamente su preferencia electoral y votan usualmente a mano alzada, posiblemente en varias rondas.

A cada estado le corresponde un número establecido de delegados, dependiendo de su tamaño: a California le corresponden más que a la pequeña Iowa, que abre la carrera electoral el 1 de febrero, por ejemplo.

Cada partido decide el número de delegados y las reglas para designarlos para la temporada de primarias, que se extiende de febrero a junio.

Los demócratas designarán a 4.764 delegados, siguiendo un patrón proporcional al porcentaje de votos.

En el caso de los republicanos, 2.472 delegados serán asignados. A diferencia de los demócratas, el partido Republicano permite que el vencedor designe todos los delegados en un estado, pero solamente a partir del 15 de marzo (Florida, Ohio, California, etc).

El candidato que obtenga la mayoría de delegados consigue la nominación. En 2012, Mitt Romney cruzó el umbral en abril. En 2008, Obama debió esperar a junio.

Las convenciones

Los candidatos vencedores recibirán la investidura durante las convenciones nacionales en junio: en Cleveland para los republicanos y luego Filadelfia para los demócratas. Durante cuatro días de discursos, los partidos buscarán movilizar a las bases y presentar mejor al candidato investido frente a miles de periodistas y decenas de millones de televidentes.

Antes de las convenciones los candidatos habrán seleccionado a su llave para la posición de vicepresidente.

Luego de ser coronados, los dos candidatos harán campaña todos los días hasta noviembre. Se enfrentarán en tres debates de septiembre a octubre, en emisiones vistas por decenas de millones de televidentes.

La elección y el colegio electoral

A partir de septiembre, algunos estadounidenses podrán empezar a votar por adelantado, ya sea en persona en oficinas electorales o por correo, dependiendo de los estados.

La elección está fijada para el 8 de noviembre, el martes siguiente al primer lunes de noviembre.

Los estadounidenses elegirán de hecho un grupo de grandes electores, miembros de un “colegio electoral”.

El colegio, creado por la 12ª enmienda a la Constitución en 1804, está compuesto de 538 miembros que elegirán al presidente y el vicepresidente formalmente en diciembre. El ganador será quien obtenga la mayoría absoluta de 270 grandes electores, un resultado que se conoce normalmente la noche de la elección.

Cada estado cuenta con electores de acuerdo al número de senadores (dos por Estados) y diputados de la Cámara de Representantes (proporcional a la población, uno al menos). California tiene 55 electores, y Wyoming tres.

Bajo este sistema, es posible ser elegido presidente sin obtener la mayoría absoluta de los votos sufragados. Es lo que ocurrió en 2000, cuando George W. Bush venció al demócrata Al Gore.

El diferencial se produce porque en casi todos los estados -con la excepción de Maine y Nebraska que usan la proporcionalidad-, el candidato que obtiene más votos recibe todos los grandes electores de ese estado en el seno del colegio electoral. De esa forma, en California, a un candidato solo le bastaría un voto más que su adversario para embolsarse la totalidad de 55 grandes electores.

Pero como California suele votar en gran medida por los demócratas, el candidato republicano no se deja ver allá, y concentra su tiempo y recursos en los estados indecisos.

Son una docena de los llamados “estados claves”: New Hampshire, Pensilvania, Ohio, Wisconsin, Nevada, Colorado, Florida…

El sucesor de Barack Obama será investido el 20 de enero de 2017 en Washington, tradicionalmente durante una ceremonia al aire libre frente a la sede del Congreso en el Capitolio vista por miles de personas en directo.