La guerrilla de las FARC y el Gobierno de Colombia dieron el martes un paso definitivo hacia la firma de la paz, que negocian en Cuba, al comprometerse a reparar a las víctimas del conflicto y castigar a los culpables de delitos atroces.

Los diálogos para terminar con medio siglo de enfrentamiento armado empezaron hace tres años, y ahora las partes anunciaron un inédito pacto a favor de las víctimas, el punto medular del proceso que llevan a cabo en La Habana.

“En cumplimiento de nuestro compromiso de poner a las víctimas en el centro del acuerdo, el Gobierno Nacional y las FARC acordamos crear el sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición” de violencia, según una declaración conjunta, la que fue leída en La Habana.

El acuerdo de 63 páginas fue suscrito por Iván Márquez y Humberto de La Calle, jefes de los equipos negociadores de las FARC y el Gobierno, respectivamente, en presencia de representantes de Cuba y Noruega, garantes del proceso, y de las víctimas, que viajaron a La Habana para respaldar el histórico pacto.

“El reconocimiento de los derechos de las víctimas pronostica el posible fin del conflicto y el advenimiento de una paz firme”, celebró De La Calle.

El acuerdo, que corona año y medio de discusiones, establece un sistema jurídico especial para castigar a los responsables de ambos bandos de delitos de lesa humanidad.

Quienes aporten a la verdad y reparen a los afectados podrán evitar una cárcel común, pero deberán pagar penas alternativas de reclusión de 5 a 8 años.

“No habrá prisión en estos casos, en su lugar, habrá una restricción efectiva de libertad”, explicó a la prensa De La Calle. “Es un sistema que se aplica a todos. No es una puerta a la impunidad”, enfatizó.

El conflicto colombiano, que comenzó como una sublevación campesina, es uno de los más prolongados del mundo y ha dejado unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados.

“Este es el primer acuerdo de paz alcanzado en Colombia que no se ha cerrado con una amnistía general para todos (…) sino con la creación de una jurisdicción especial (…) con competencias para conocer sobre todas las violaciones de derechos humanos y sobre todos los responsables de estas”, destacó Márquez.

El testimonio de las víctimas

El pacto sobre víctimas era considerado por el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como el más difícil de alcanzar en Cuba. Hasta el momento las partes han concretado cuatro de los seis puntos de la negociación.

Antes habían convenido soluciones a los problemas del agro y el de cultivo y tráfico de drogas ilegales, y además habían definido la participación en política de las FARC, una vez que dejen las armas.

Restan por acordar el fin del enfrentamiento -que incluye el desarme de la guerrilla- y la implementación y refrendación de los convenios.

“¡Nunca antes estuvimos tan cerca de un acuerdo definitivo!”,
proclamó el presidente colombiano Juan Manuel Santos en Twitter.

Los representantes de las víctimas que viajaron a La Habana anunciaron que vigilarán “el estricto cumplimiento” de los compromisos, según Jineth Bedoya, una periodista secuestrada y violada por paramilitares.

De su lado, el general en retiro Luis Mendieta, quien fue rehén de la guerrilla por casi 12 años, recordó que hay víctimas que solo podrán perdonar cuando sepan qué ocurrió con sus desaparecidos.

“Aquellos que han sido objeto de extorsiones, de una cantidad de delitos, pues también están esperando que sean reparados para pasar a ese tema del perdón”, agregó el oficial a la Agencia AFP.

La próxima meta es el desarme

Antes de sellar el nuevo acuerdo, las FARC y el Gobierno se habían comprometido a firmar la paz el 23 de marzo de 2016, tras un histórico apretón de manos entre Santos y el jefe máximo de la guerrilla, Timoleón Jiménez, el 23 de septiembre en Cuba.

Ese día ambos anunciaron el acuerdo sobre justicia para las víctimas, pero después surgieron diferencias sobre el alcance del convenio que quedaron en apariencia superadas.

“Ahora tenemos al frente el desafío de convenir las normas para el cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo, la dejación de armas; es decir, el fin del conflicto”, indicó De La Calle.

En un comunicado, la ONU saludó el acuerdo sobre víctimas y confió en que justamente este represente “el comienzo del último capítulo” del proceso de paz.