Bajar de peso es uno de los grandes deseos que todos quieren en la actualidad, y para lucir una silueta delgada, millones de personas a diario mantienen estrictas dietas o van de forma recurrente al gimnasio para acabar con esos kilos extras que tanto los acomplejan.
Para acabar con esos kilos extras producto de los bocados invernales, existen una serie de dietas aprobadas por científicos, sin embargo, por si solas no garantizan una victoria absoluta.
Como advierten hoy los especialistas, vivimos en una sociedad obesogénica, en la que multitud de factores confluyen para que esos kilos de más se autoproclamen como los grandes vencedores actuales.
Es por eso, que el diario español El País realizó un listado de factores que debes tener en cuenta para evitar esos kilos extras que posiblemente desconocías.
1- Evita comer solo y opta por las comidas familiares
Pese a que muchas veces no nos llevemos nada de bien con algunos miembros de la familia, la ciencia sostiene que tales encuentros son un excelente aliado para acabar con esos kilos extras en nuestro cuerpo.
Entre una de esas razones, está que durante aquellas juntas se establecen lazos emocionales y las comidas preparadas tienden a ser más saludables que cuando comemos solo en nuestro departamento, es lo que arrojó un estudio de las universidades de Minnesota y de Columbia (Estados Unidos) publicado en Journal of Pediatrics.
Mismas investigaciones que indican que una o dos comidas familiares por semana son la dosis perfecta para reducir el riesgo de obesidad.
2- Tener hermanos o amigos obesos
Tener un familiar obeso, aumenta el riesgo que también sufras de sobrepeso; sobretodo si éste es mayor y del mismo sexo, es lo que sostiene Markos Pachucki, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard en un artículo publicado en American Journal of Preventive Medicine.
En cuanto a los amigos con sobrepeso, ayudan a que solo tu aumentes en kilos, es lo que afirma el doctor David Shoham de la Universidad de Loyola en Chicago, en un estudio sobre 1.800 adolescentes (PLoS One).
En tal investigación el profesional afirma que el sobrepeso se contagia, pero la delgadez también es un hábito que se transmite, y si tus amigos están flacos (IMC de 20), tu tiene un 40% más de posibilidades de reducir tu talla.
3- El año en que naciste
Si eres de aquellas personas que nacieron después de 1942 debes poner total atención. Existe una conexión entre una variante en el gen FTO y el año de nacimiento que favorece la aparición de obesidad, una correlación que es el doble de fuerte entre los nacidos después de aquella fecha.
Los científicos que han encontrado esta extraña relación, dirigidos por James Rosenquist, del Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Massachusetts, no tienen una razón clara para esa asociación, aunque apuntan al desarrollo tecnológico posterior a la Segunda Guerra Mundial.
4- Restaurantes que siempre tienen música clásica
Las sonatas de Schubert pueden ser apropiadas para una cena romántica, pero debes saber que tales melodías hacen que comas más de lo previsto.
Un estudio británico de las universidades de Leicester y Surrey Roehampton, revelaron que se consumen más alimentos y se toman un mayor número de tazas de café en aquellos locales donde suena de fondo un tema clásico.
5- Trabajar de noche te engordará
Realizar labores profesionales a altas horas de la noche es un factor por el que muchas personas aumentan kilos. Y no es porque se coma más, sino porque tal práctica produce una alternación en el ritmo cardiaco.
Los seres humanos tenemos el hábito de comer con luz (del sol) y dormir cuando este astro se esconde. Razón por la que el trabajo por turnos durante la noche interrumpe el sueño y rompe el ciclo fisiológico, provocando con ello una disminución del gasto energético diario total, es lo que arrojó un estudio realizado por científicos del Instituto Médico Howard Hughes (Texas).
6- Dormir poco aumentará tus kilos
Cuando tenemos un déficit de sueño, no solo nos cambia nuestro humor, sino que los científicos reconocen que tal comportamiento produce que nuestro aumente en peso.
La explicación de los expertos apunta a que dormir bien contribuye a un factor importante del metabolismo energético, de forma que al no descansar lo suficiente, comemos más y en su mayoría lo hacemos como un método de mantenernos despiertos en una noche de vigilia.
Asimismo, una investigación publicada recientemente en American Journal of Clinical Nutrition ha encontrado también que dormir más se asocia a un menor índice de masa corporal (IMC) y una mejor alimentación.
7 – Mirar muchas horas televisión
Que llegues a tu casa por las noches y te sientes a ver tu serie favorita para terminar con un programa estelar, es un “pésimo” hábito que te mantendrá frente a la TV por más de dos horas al día.
Si aquella conducta “casera” la repites de forma cotidiana, incrementas en un 23% el riesgo de obesidad (por no hablar del 14% del riesgo de desarrollar diabetes), advierte un informe de la Universidad de Harvard.
8 – Quedarse dormido con la TV encendida aumenta el riesgo de obesidad
Seguro que en invierno es típico que te hayas quedado dormido viendo una serie de esas que tanto te gustaban. Aquella situación un tanto placentera es un pésimo hábito que solo contribuye a que aumentes de peso.
¿Por qué se preguntarán algunos? Según Ahmad Agil, investigador de la Universidad de Granada, cuenta que la exposición a la luz artificial durante la noche mientras dormimos (como la de la tv, el pc o el teléfono celular) reduce los niveles endógenos de melatonina, una hormona que se libera durante la noche para regular los ritmos circadianos y que posee un potente efecto antioxidante y antiinflamatorio.
9- Sentirse deprimido es un claro síntoma de aumento de peso
Tres de cada 10 personas estresadas pierden el apetito y adelgazan de forma normal, pero más de la mitad reacciona a tales cuadros comiendo alimentos muy apetitosos, ricos en azúcares y grasas.
La explicación de la ciencia frente a este mal comportamiento, es que el centro de recompensa que tenemos en el cerebro se activa con ese tipo de comida.
Además, el cortisol sensibiliza ese sistema de recompensa y se favorece la ingesta compulsiva de alimentos muy calóricos. Rubén Bravo, director del Departamento de Nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), afirma: “Ansiedad y estrés son dos situaciones que se repiten con frecuencia en nuestras consultas. Los problemas económicos y laborales conducen a buscar la felicidad en la comida, y especialmente en dulces, que palían la agitación”.