El calendario del Ministerio Público comienza a marcar la cuenta regresiva para la sucesión de uno de los cargos más sensibles y estratégicos del órgano autónomo constitucional y que opera como auxiliar de la justicia chilena. El actual Fiscal Regional Metropolitano Centro Norte, Xavier Armendáriz Salamero (63), deberá dejar su puesto en abril de 2026, al cumplir el mandato legal de ocho años desde su nombramiento en 2018.
La importancia de esta Fiscalía, que abarca comunas estratégicas como Santiago, Recoleta e Independencia, va mucho más allá de su alta carga criminal. Es un eslabón central en el poder del Ministerio Público, porque dentro de su territorio se ubican el Palacio de La Moneda, el 95% de los ministerios y buena parte de las sedes operativas y gerenciales de las principales empresas del país.
¿Quiénes se presentarán para llegar al cargo? ¿Cuál es el procedimiento para el nuevo nombramiento? Radio Bío Bío accedió a detalles del proceso.
Calendario Apretado
Si se considera el plazo máximo de permanencia de Armendáriz (abril de 2026), el proceso de selección debe activarse con celeridad. Se espera que, a más tardar, en enero de 2026 los presidentes de la Corte de Apelaciones de Santiago y San Miguel realicen el llamado o convocatoria pública para que los abogados interesados se postulen formalmente al cargo.
Luego en febrero, los plenos de ambas cortes, en sesión conjunta, recibirán a los postulantes para las audiencias públicas y procederán a la votación para seleccionar la terna de candidatos más idóneos.
Finalmente, será el propio Fiscal Nacional quien tendrá la decisión final de nombrar quién liderará la Fiscalía Centro Norte por el periodo 2026-2034.
Interesados
Aunque el proceso formal de postulación aún no se abre, la sensibilidad política del cargo ha desatado el habitual “carrusel” de nombres que ya suenan con fuerza en los pasillos de la justicia y el Ministerio Público.
De hecho, no son pocos los que sostienen que, en medio de la crisis que afecta al Poder Judicial y que se desarrolla precisamente dentro de la jurisdicción de esa fiscalía, podría buscarse una señal política e institucional. Esa señal sería que la terna que elaboren en conjunto las dos cortes de la Región Metropolitana esté integrada por tres postulantes sin vínculos de cercanía con el actual fiscal nacional, Ángel Valencia. Una forma de expresar el malestar de varios ministros por el manejo de las causas de corrupción en las que ellos mismos han quedado en el centro del escrutinio.
Entre los fiscales adjuntos de la Región Metropolitana que se perfilan como posibles competidores Felipe Sepúlveda, fiscal jefe de Las Condes (Metropolitana Oriente), conocido por su participación en la arista central del Caso Audios, pero cercanos a este señalaron a La Radio que es difícil que compita por el cargo. Otro fiscal adjunto sería José Morales Opazo (Centro Norte), cuyo perfil se consolidó tras ser finalista en el concurso para Fiscal Nacional en 2022 y también estuvo en la terna final para la Fiscalía Regional de Rancagua pero no fue elegido por Valencia. Uno de los nombres fuertes y que sería el preferido de Armendáriz, sería el de Francisco Jacir, con quién lleva años trabajando.
A ellos se suman otras figuras de larga trayectoria en la zona central, como José Luis Pérez Calaf y Víctor Núñez. Desde el entorno del primero de ellos, sin embargo, ven pocas posibilidades de que finalmente postule. Según conocedores del tema, la idea sería copar con la mayor cantidad de nombres posibles la nómina para así lograr dos de los tres nombres.
El interés por la Fiscalía Centro Norte no se restringe a Santiago. Dentro del Ministerio Público, algunas voces apuntan a que existen fiscales regionales en ejercicio cuyo desempeño demuestra que podrían asumir sin dificultad la conducción de una fiscalía con ese nivel de presión y exposición.
En ese marco han surgido dos nombres mencionados por distintos actores: Carmen Gloria Wittwer, fiscal regional de Los Lagos, y Christian Aguilar, fiscal regional de Antofagasta y responsable de la investigación del Caso Convenios en el norte del país. Ambos, según conocedores del funcionamiento interno de la institución, poseen la madurez profesional, la experiencia operativa y el tipo de liderazgo que se busca para un cargo de alta complejidad.
Sin embargo, esas mismas fuentes advierten que su eventual llegada a Santiago es poco probable. En el caso de Wittwer, se subraya que cuenta con una gestión consolidada en su región y que no existen señales de que esté dispuesta a trasladarse. Y en el caso de Aguilar, la dimensión y sensibilidad de las investigaciones que encabeza en Antofagasta hacen difícil pensar en un movimiento inmediato.
Aun así, ambos son vistos como ejemplos de fiscales cuyo rendimiento los vuelve idóneos para roles de mayor alcance dentro del Ministerio Público.
Otro nombre que suena y que es parte del círculo cercano del Fiscal Nacional, es Ignacio Castillo quien es jefe de la Unidad especializada en crimen organizado y delitos, quién podría fácilmente conquistar dicho sillón. Cercanos a Castillos niegan el interés de este por el cargo, pero confirman que es un nombre que ha sonado dentro del poder judicial.
El Ideal
Uno de los nombres que algunos consideran idóneo para asumir la dirección de la Fiscalía Centro Norte es el del actual director anticorrupción de la Fiscalía Nacional, Eugenio Campos. Su figura genera adhesiones y resistencias por igual, pero incluso sus detractores reconocen que es uno de los funcionarios con mayor experiencia en investigaciones complejas y de alto impacto. Campos no forma parte de las élites santiaguinas que orbitan en torno al Poder Judicial y solamente mantiene la confianza del fiscal nacional, Ángel Valencia.
A su favor, además, pesa su rol como ideólogo de los estándares de investigación penal dentro del Ministerio Público: ha impulsado la separación de indagatorias, ha cerrado causas cuando están efectivamente agotadas, en especial cuando hay recursos públicos inmovilizados o actores políticos involucrados. Ese enfoque operativo, más técnico que político, lo ha convertido en una figura central en la lucha anticorrupción.
Pero su principal obstáculo no está en su currículum, sino en la resistencia de ciertos sectores de la élite judicial y política. Varios de quienes hoy proclaman su inocencia en distintas causas lo responsabilizan de haber liderado investigaciones que los afectaron e incluso han difundido versiones destinadas a erosionar su credibilidad. En ese clima, conocedores de la interna en la Corte de Apelaciones de Santiago sostienen que sería poco probable que obtenga los votos necesarios, porque para algunos jueces pesaría más el resentimiento acumulado que su desempeño investigativo.
A eso se suma un factor estructural: si su nombre llegara a instalarse formalmente, Campos no podría involucrarse en el cabildeo que suelen realizar quienes aspiran a estos cargos, como quedó meridianamente claro en el caso de Antonio Ulloa. Y en un sistema donde ese ejercicio sigue siendo, de facto, valorado por no pocos ministros de cortes de apelaciones, su camino se volvería aún más cuesta arriba.
Poder y Complejidad
La Fiscalía Centro Norte es un puesto de alto vuelo por distintas razones. En primer lugar porque atiende una de las zonas urbanas más complejas del país, con alta incidencia de delitos violentos y organizaciones criminales, además de los casos de corrupción que involucran a la capital. Por ende, tiene un buen presupuesto y dotación personal.
Además esta fiscalía tiene una facultad legal y crucial, es la única que puede investigar las actuaciones del propio Fiscal Nacional. Esto la convierte en un contrapeso institucional esencial.
Críticas internas
Junto con la importancia del cargo, existe una crítica persistente desde ciertos sectores de fiscales y abogados que apunta a que la Fiscalía Centro Norte, bajo la actual administración, se percibe como “anticuada” en su gestión y en la conformación de sus equipos.
Se señala, en particular, que algunos colaboradores y profesionales que ocupan puestos clave en la Fiscalía Centro Norte son personas que han salido de otros cargos públicos en el poder judicial y que no necesariamente contaban con un historial de gestión o persecución penal “especialmente brillante” o exitoso.
Crítica que se enfoca en la necesidad de que la nueva administración traiga consigo una modernización de la gestión y la incorporación de fiscales con perfiles más innovadores y especializados en el combate al crimen organizado moderno, buscando revitalizar una Fiscalía que, pese a su peso institucional, enfrenta desafíos internos y externos.
Sillas Musicales
El debate sobre quién debe asumir la Fiscalía Centro Norte vuelve a tensionar un concepto que Ángel Valencia instaló al llegar al cargo: el fin de las “sillas musicales”, esa práctica histórica en que los fiscales regionales, al concluir su mandato de ocho años, reaparecían compitiendo por otro puesto similar en una región distinta.
Por ello la posición de Valencia fue en su momento celebrada como una reivindicación largamente esperada dentro del Ministerio Público. Sin embargo, en medio de la actual crisis de seguridad, ese criterio se ha ido matizando. No son pocos los que advierten que la magnitud del problema obliga a privilegiar la experiencia acumulada y el manejo operativo de quienes ya han enfrentado investigaciones complejas. En definitiva, se ha instalado la percepción de que para una fiscalía de alta fricción como la Centro Norte se necesitan a los mejores, no solo savia nueva.
De todos modos, sostienen que repetir en otra región solo debiera ser una opción para quienes tengan cifras, resultados y eficiencia verificable, más que declaraciones en la prensa o vínculos con altas autoridades políticas o judiciales.