Ya no habrá sorpresas: el planeo presidencial para alcanzar el final

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El discurso de Michelle Bachelet fue aburrido. Es que el gobierno comienza a terminar. Con la reforma tributaria hecha, la reforma laboral presentada y convertida en ley este año y con las leyes sobre educación, algunas aprobadas y otras próximas a enviarse, termina todo. Se iniciará una discusión constitucional en unas especie de cabildos. Y eso es lo que se prometió. El resto será un planeo. Si en la última parte de su primer período gobernó Edmundo Pérez Yoma, ahora será Jorge Burgos. Si ayer, el viernes, Burgos trabajó todo el día en La Moneda, Bachelet no se apareció en Palacio. Desde ahora, ya lo adelantó en el discurso, no habrá temas candentes en la agenda presidencial. Visita a hospitales con delantal blanco y salas cuna, sí. La Araucanía, la seguridad ciudadana, la economía, no serán asunto presidencial. El discurso fue aburrido, pero decidor.
Bachelet habló de mi gobierno, no de nuestro gobierno. Serán los políticos los que deberán arreglarse con el Servicio de Impuestos Internos y con la Fiscalía por los delitos con el financiamiento de la política. ¿Acaso no dejaron solo a Rodrigo Peñailillo? ¿Y a Jorratt? ¿Y a mi con Caval?
En este comentario, algunas reflexiones de lo que se viene.

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El discurso de Michelle Bachelet fue aburrido. Es que el gobierno comienza a terminar. Con la reforma tributaria hecha, la reforma laboral presentada y convertida en ley este año y con las leyes sobre educación, algunas aprobadas y otras próximas a enviarse, termina todo. Se iniciará una discusión constitucional en unas especie de cabildos. Y eso es lo que se prometió. El resto será un planeo. Si en la última parte de su primer período gobernó Edmundo Pérez Yoma, ahora será Jorge Burgos. Si ayer, el viernes, Burgos trabajó todo el día en La Moneda, Bachelet no se apareció en Palacio. Desde ahora, ya lo adelantó en el discurso, no habrá temas candentes en la agenda presidencial. Visita a hospitales con delantal blanco y salas cuna, sí. La Araucanía, la seguridad ciudadana, la economía, no serán asunto presidencial. El discurso fue aburrido, pero decidor.
Bachelet habló de mi gobierno, no de nuestro gobierno. Serán los políticos los que deberán arreglarse con el Servicio de Impuestos Internos y con la Fiscalía por los delitos con el financiamiento de la política. ¿Acaso no dejaron solo a Rodrigo Peñailillo? ¿Y a Jorratt? ¿Y a mi con Caval?
En este comentario, algunas reflexiones de lo que se viene.