Este martes el Sernageomin informó que la alerta en el Calbuco fue disminuida de roja a naranja debido al descenso de la actividad eruptiva, agregando que además se bajó la zona de exclusión a 10 kilómetros.

Las erupciones del 22 y 23 de abril no sólo significaron cambios para los habitantes de los sectores aledaños al macizo, sino que también para el volcán luego de sufrir modificaciones en su morfología.

De acuerdo a lo informado por el Sernageomin, ante de los pulsos eruptivos registrados el mes pasado, el Calbuco contaba con dos cráteres, mientras que en la actualidad presenta ocho.

“Antes de esta erupción, el volcán Calbuco tenía dos cráteres, uno principal y otro secundario, que fueron perfilados de manera importante por la erupción de 1961, y que se consolidaron en la erupción menor de 1972″, sin embargo tras las últimas explosiones el volcán sumó seis nuevas aberturas.

El director nacional del Sernageomin, Rodrigo Álvarez, explicó que “esto es así porque fundamentalmente no se ha agregado material, sino que esta erupción ha erosionado la forma que existía antes de la erupción. Junto con haber más cráteres, también el cráter principal es aún más grande en la actualidad”.

Cambios en los cauces

Además de los cambios que sufrió el volcán, se registraron modificaciones en los cauces de los ríos aledaños al Calbuco, los cuales se llenaron de piroclastos.

De acuerdo a lo informado por el Sernageomin, el material volcánico quedó depositado en “los fondos de quebrada, sobre todo en el río Tepu hacia el norte del cráter, el río Blanco hacia el Este, y el río Correntoso hacia el suroeste”.

Además se observan depósitos de piroclastos en otros puntos de la zona, como lo es Ensenada, localidad que fue fuertemente afectada por las cenizas emanadas desde el Calbuco.

La situación también se registra “en una ladera del volcán Osorno e incluso en Villa La Angostura en Argentina”, ya que el material que fue expulsado del volcán afectó hacia el noreste del macizo.

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