Las autoridades estadounidenses hallaron la caja negra del tren de la red Amtrak que se descarriló en la noche del martes en Filadelfia y ya iniciaron los análisis para descubrir las causas del accidente que dejó siete muertos, según un nuevo balance, y que podría haberse debido a un exceso de velocidad.

“Hay siete personas que murieron anoche”, dijo Michael Nutter, alcalde de esta ciudad del este del país, en una conferencia de prensa el miércoles por la tarde en la que se negó a especular sobre las razones del accidente.

Sin embargo, según The Wall Street Journal, el tren con 243 personas circulaba a una velocidad de unos 150 kilómetros por hora en una curva en la que la velocidad máxima es de 50km/h.

El descarrilamiento del tren 188 que viajaba de Washington a Nueva York dejó un saldo además de 140 heridos. El sitio donde ocurrió el descarrilamiento es uno de los corredores de ferrocarril más utilizados en Estados Unidos.

El conductor de la formación resultó herido en el accidente y después de recibir atención médica comenzó a ofrecer a la policía un testimonio de lo ocurrido, explicó Nutter.

La caja negra, que graba informaciones sobre el funcionamiento del tren, se encuentra “en el centro de operaciones de Amtrak, en Delaware, para su análisis”, dijo Nutter.

Robert Sumwalt, de la Agencia Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), dijo a la prensa que equipos de rescate siguieron “revisando cuidadosamente los vagones volcados para ver si no había nadie más” en el caótico escenario del accidente.

“Es absolutamente desastroso. Nunca he visto nada igual en mi vida, y la mayoría de la gente de aquí le dirá lo mismo”, destacó Nutter.

Los socorristas tuvieron que usar herramientas hidráulicas para retirar a los pasajeros de los vagones, seriamente dañados por el accidente.

El excongresista estadounidense Patrick Murphy, de Pensilvania, viajaba en el tren. “Estoy bien. Ayudando a otros. Recen por los heridos”, tuiteó.

Murphy, que se encontraba en el vagón cafetería, dijo que el tren parecía ir a unas 60-70 millas (97-113 km) por hora cuando descarriló y volcó.

Algunos heridos, con las manos y el rostro ensangrentado, no lograban moverse, dijo Murphy, que publicó en Twitter imágenes del rescate.

El alcalde rehusó especular sobre las causas que provocaron el descarrilamiento del tren, pero algunos expertos estiman que el accidente podría deberse a un defecto en los rieles o a una falla en las ruedas.

Trenes suspendidos 

Todo el tráfico ferroviario entre Nueva York y Filadelfia fue suspendido por tiempo indeterminado.

El presidente Barack Obama lamentó la “tragedia” y destacó el trabajo de bomberos, socorristas, médicos y policías “que trabajan sin descanso para salvar vidas”.

“De Washington a Filadelfia pasando por Nueva York y Boston es una tragedia que nos toca a todos”, indicó el mandatario en un comunicado.

Max Helfman, de 19 años, que viajaba con su madre en el último vagón, dijo que sintió una conmoción antes de que el transporte volcara sobre sí mismo.

“La gente fue lanzada a tierra”, relató el joven al diario Philadelphia Inquirer. “Los asientos se salieron de lugar, las maletas caían sobre los pasajeros. Mi madre voló sobre mí y tuve que agarrarla. La gente sangraba, era horrible”, señaló.

Otro pasajero, Jeremy Wladis, de 51 años, que estaba en el vagón de cola cuando se produjo el accidente relató al periódico Philadelphia Inquirer que “teléfonos, ordenadores, todo volaba. Había mujeres que fueron despedidas hacia la rejilla para los equipajes”.

Al menos uno de los vagones yacía destrozado tras haber volcado. Los socorristas tuvieron que utilizar linternas para buscar heridos o sobrevivientes, con la ayuda de helicópteros que sobrevolaban iluminando la escena con potentes reflectores.

Mientras los bomberos traían escaleras para acceder a los vagones retorcidos, se veía un enjambre de ambulancias y patrulleros de policía, en un escenario caótico.

“Todo iba bien y de repente dimos la vuelta”, relató uno de los ocupantes del tren, Don Kelleher. Un video en Instagram mostró a gente llorando y gritando en los primeros segundos tras el accidente.