Conocemos mucho del ciberamor pero debemos estar preparados para el ciber despecho.

Las fotos y videos íntimos pueden parecer un juego en el momento en que se registran pero un ‘clic’ puede dañar irreparablemente una reputación en cuestión de segundos y es por eso muy importante tomar medidas de seguridad que protejan nuestra identidad e intimidad online.

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Se han reportado casos de cibervenganza pornográfica desde Estados Unidos hasta Japón. Las fotos y/o videos íntimos y datos personales de las personas agraviadas son expuestos en páginas en las que se ofrecen servicios sexuales o también en perfiles falsos en redes sociales como Facebook.

En otros casos la información es enviada mediante el mismo correo de la víctima o su perfil de red social a todos sus contactos debido a que el atacante posee sus contraseñas.

Según el Dr. Erick Iriarte, abogado especialista en derecho de nuevas tecnologías y Magister en Ciencia Política (PUCP), no existen cifras claras sobre este tipo de crimen, pero si lo medimos por la cantidad de noticias establecidas en la red sobre la casuística, sin duda ha aumentado.

“La ley está de lado de quien han visto vulnerados su privacidad, sin embargo el sistema jurídico es bastante lento y engorroso, con lo cual las personas no lo utilizan y terminan muchos de estos actos sin sanción”, explica Iriarte.

La empresa de seguridad cibernética Kaspersky Lab recomienda los siguientes consejos para evitar que nuestra información sea vulnerada, especialmente en esos casos cuando el amor se acaba:

1. No compartas tus contraseñas

Para muchas personas, compartir la contraseña de su perfil en redes sociales con su pareja es sinónimo de confianza. Pero recuerda, las relaciones también terminan y el que tu ex-pareja tenga acceso a tu perfil de Facebook, mensajes privados y fotos puede resultar muy peligroso.

2. Habilita la autenticación de doble factor para el acceso a tu cuenta en redes sociales

Esta función añade una capa adicional de seguridad al proceso de acceso a la cuenta, al pedir al usuario que aporte dos formas de autentificarse. La primera – en general – es la contraseña. El segundo factor puede consistir de un código recibido por SMS o email. La teoría general detrás de la doble verificación es que, para poder acceder, tienes que saber algo y también poseer algo.

3. No tomes o envíes fotos comprometedoras

Nuestra reputación no sólo existe en el boca a boca, sino online y para todo el mundo. Utiliza el sentido común y no te tomes o compartas fotos o videos que puedan terminar perjudicándote. Si decides compartir este material es importante que lo hagas mediante servicios de mensajería que encripten datos, no permitan el reenvío a otras personas, bloqueen las capturas de pantalla (a menos que la persona que lo haya enviado sea avisada del hecho) o permitan la destrucción de los mensajes. Sin embargo, ten en cuenta que si esta información es publicada en línea no desaparecerá del mundo virtual.

4. Chequea tu configuración de privacidad en redes sociales

Decide quién puede tener acceso y quién no a tus fotos personales.

5. No vincules tu dispositivo móvil con equipos de tu pareja

Si lo haces podrá tener acceso a todas tus fotografías y hacer uso de ellas sin tu consentimiento.

6. Utiliza las vías legales para denunciar al responsable

Dado al aumento de este tipo de incidentes y del daño psicológico y moral que le causa a sus víctimas, más y más países han adoptado legislación que establece una sanción para aquel que divulgue una comunicación no destinada a ser pública, aunque le haya sido dirigida.

Menores de edad

Las jóvenes tienden a ser las víctimas más comunes de la “porno venganza” y muchas veces por vergüenza o temor a lo que sus padres puedan pensar de ellas, ocultan lo que les está pasando.

Es importante que los padres estén atentos a las actividades de sus hijos en línea y empleen soluciones como aplicaciones de control parental en todos sus dispositivos para ayudarlos a fijar límites de navegación y facilitar que el acceso de los menores a Internet sea seguro.

Sin embargo, nada reemplaza el tener una comunicación abierta con los hijos donde ellos se sientan cómodos de compartir aquellas cosas que les molesta o hace sentir incómodos.