La auxiliar de enfermería española infectada con ébola se encontraba mejor el sábado, mientras numerosos países reforzaban sus controles para prevenir cualquier contagio de la epidemia de fiebre hemorrágica que superó las 4.000 víctimas en el mundo.

“Su estado ha mejorado esta noche. Está consciente, habla y, de vez en cuando, está de buen humor”, confirmó a la AFP una fuente médica, quien precisó que el viernes por la noche se le administró a Teresa Romero, de 44 años, una dosis experimental del medicamento Zmapp para luchar contra el virus.

Su hermano, José Ramón Romero, señalaba a última hora del sábado que la auxiliar de enfermería ya no tiene fiebre. “Dentro de su gravedad está mejor y está saliendo adelante”, declaró en un programa de televisión.

Romero, hospitalizada en el hospital Carlos III-La Paz de Madrid desde el 6 de octubre, es la primera persona en contraer el virus fuera de África, probablemente al cuidar de un misionero español repatriado a Madrid y muerto por ébola.

En el mismo centro hospitalario, permanecen 15 personas más en observación, entre ellas su marido, si bien ninguna de ellas presenta síntomas, según un balance oficial publicado a las 18H30 GMT.

La epidemia, que comenzó en Guinea a finales de 2013, ha matado a 4.033 personas y ha infectado a 8.399 en siete países, según el último balance de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Extrema prudencia”

Desde Estados Unidos a Nicaragua, los Estados anuncian uno tras otro el refuerzo de sus controles en la frontera para los viajeros procedentes de los países más afectados por la epidemia: Guinea, Liberia y Sierra Leona.

El aeropuerto internacional JFK de Nueva York comenzó el sábado a reforzar el control de los pasajeros procedentes de estos tres países de África occidental, quienes son llevados a una zona específica para ser examinados y en caso de fiebre, orientados a los centros de control de enfermedades.

La preocupación llegó el viernes a América Latina con un guineano de 47 años sospechoso de estar infectado. El ministerio de salud brasileño descartó, sin embargo, el sábado que el paciente tuviera ébola.

Perú y Uruguay anunciaron, por su parte, una mayor vigilancia en puertos y aeropuertos, mientras que México y Nicaragua mostraron su intención de controlar a los migrantes que tratan de llegar a Estados Unidos.

Ante el aumento de la preocupación a nivel mundial, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, urgió a manejar la situación con “una extrema prudencia para no aterrorizar al mundo respecto a África en su conjunto”.

La movilización de la comunidad internacional “debe servir para erradicar el ébola, no para aislar a los propios países”, añadió.

Previamente, el jefe de la misión de Naciones Unidas para la Respuesta de Emergencia al Ébola (UNMEER), Anthony Banbury, había destacado la urgencia de la crisis, al tiempo que había subrayado la importancia de la preparación y de la prevención en los países no afectados.

“El tiempo juega en nuestra contra. El virus es más rápido que nosotros y la situación empeora cada día”, aseguró Banbury.

La crisis provocada por este virus también llegó al mundo del deporte. Marruecos, país anfitrión de la Copa de África de Naciones (CAN-2015), pidió retrasar la celebración de este encuentro futbolístico previsto del 17 de enero al 8 de febrero a causa del ébola, si bien la Confederación Africana de Fútbol (CAF) acordó mantener el actual calendario.

Vacunas

El primer caso de contagio fuera de África y la muerte, este sábado, de un paciente en suelo americano dieron una dimensión mundial al miedo, si bien también se registraron algunas notas de esperanza.

En Malí, así como en Reino Unido y Estados Unidos, se están llevando a cabo ensayos clínicos de una vacuna contra el ébola en el centro de desarrollo de vacunas de Bamako.

Asimismo, Rusia podría suministrar tres vacunas contra el virus de Ébola antes de seis meses, aseguró el sábado la ministra rusa de Salud, Veronika Skvortsova.

Tras recibir críticas sobre su gestión de la crisis, el gobierno español reunió por segunda vez un comité interministerial consagrado al ébola, mientras varios cientos de empleados del sector sanitario protestaban en Madrid contra los fallos en el protocolo de actuación ante esta epidemia, que atribuyen a la política de recortes.