Las autoridades turcas impusieron el miércoles un toque de queda en una parte del sureste del país a causa de los disturbios prokurdos provocados por las reticencias del gobierno a intervenir en Siria, que dejaron al menos 21 muertos.

Por primera vez desde 1992, las autoridades se han visto obligadas a imponer un toque de queda estricto en seis provincias pobladas mayoritariamente por kurdos para intentar aplacar una oleada de protestas que amenaza con echar abajo el proceso de paz entre la rebelión y Ankara.

Los enfrentamientos se reanudaron en Diyarbakir, Mardin, Van, Batman (sureste) y en la capital Ankara, donde las fuerzas del orden utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes que les lanzaban piedras.

Tras una reunión con ministros y responsables de las fuerzas de seguridad, el primer ministro islamo-conservador Ahmet Davutoglu denunció a los “vándalos” detrás de esta oleada de protestas.

La mayor parte de los enfrentamientos tuvieron lugar en Diyarbakir, considerada la “capital” del sudeste kurdo, donde murieron diez personas, confirmó en rueda de prensa el ministro de Agricultura, Mehdi Eker.

“La mayoría de las víctimas murieron por impactos de bala” durante enfrentamientos entre simpatizantes de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y partidarios de los movimientos islamistas, añadió.

El ministro atribuyó la violencia a un “lobby del caos” que quiere “emponzoñar el proceso de paz”.

“Actos criminales”

Este miércoles la situación era tensa pero tranquila en Diyarbakir, donde los militares y blindados patrullaban las calles desiertas de esta ciudad de más de un millón de habitantes, comprobó la AFP.

Nuevos enfrentamientos estallaron entre activistas y la policía en Agri y Karliova (sudeste), donde los comercios estaban cerrados, informó la prensa.

Las protestas respondían al llamamiento realizado el lunes por la noche por el principal partido kurdo de Turquía, el Partido Democrático Popular (HDP).

Tanto en el sudeste, como en Estambul o Ankara, los manifestantes protestaban por la reticencia del gobierno a intervenir militarmente contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que asedian la ciudad kurdosiria de Kobane.

Pese a la luz verde dada la semana pasada por el parlamento a una operación militar contra el EI, Ankara se ha negado a hacerlo.

El jefe encarcelado del PKK, Abdula Ocalan, había advertido de que la caída de Kobane supondría el final del proceso de paz entablado con Ankara para poner fin a un conflicto que ha causado unos 40.000 muertos desde 1984.

El toque de queda estará en vigor hasta el jueves por la mañana.