La reconstrucción de casas patrimoniales de Lota dañadas por el terremoto, está paralizada hace tres meses luego que la empresa constructora dejara abandonados los trabajos. Decenas de familias permanecen hacinadas en sus propias viviendas en espera de una solución.

Hay algo en que todas las familias afectadas coinciden: la destrucción que ocasionaron los trabajadores mandatados para reconstruir sus viviendas fue mayor a la que dejó el terremoto mismo del 27F.

Esperaron casi cuatro años para que el Estado se hiciera cargo de las reparaciones, con un subsidio no despreciable de casi 1.000 UF, monto de acuerdo a la calidad patrimonial de las viviendas ubicadas en los tradicionales pabellones que datan de inicios del siglo pasado en Lota, o la de María Inés Beltrán, donde un gran letrero del Gobierno de Chile anuncia que allí se reconstruye una vivienda patrimonial.

La EGIS Cal y la constructora JPI se hicieron cargo de los trabajos en octubre del año pasado, con un plazo de 180 días, pero en abril ya era evidente que algo andaba mal. Los trabajadores dejaron de ir porque estaban impagos de sus sueldos, mientras las familias como la de María Espinoza mantenían sus enseres hacinados para la ejecución de obras que en la práctica no mostraban ningún avance.

El proyecto de reconstrucción del sector Carlos Cousiño, Pabellón 68E y H, pabellón de ingenieros y Pabellón Julio Lobos, comenzó a mostrar atrasos y finalmente a quedar en el abandono, sin que nadie hiciera nada. En medio de la desesperación de los vecinos, el director del Serviu Eloy Grandón, conoció en terreno la situación.

María Espinoza aseguró que afirmado en la muralla de su casa, el directivo se indignó por lo que ocurría, por eso llama la atención que consultado por Radio Bío Bío, Grandón señale prácticamente no conocer el tema.

Son mujeres lotinas que saben del patrimonio que constituían sus casas, concientes de la historia que encierran, por eso no podían creer que a martillazos sacaran sus estufas de fierro, los pisos de raulí, los ladrillos de Lota Green y las vigas de madera chilena. Para Lucila Aravena, los maestros lamentablemente no tenían idea de lo que estaban haciendo, y hoy está todo abandonado.

Un proyecto de reconstrucción patrimonial de casi 500 millones de pesos para Lota Alto, que está abandonado a vista de todos, perjudicando y sometiendo a más de 30 familias, 22 según el Serviu, que además se consideran burladas.

Los afectados sólo piden una solución, la mayoría son adultos mayores, ex trabajadores de Enacar, que entregaron riqueza al país, y que fueron ilusionados por un proyecto que hoy hace agua por donde se mire.

No sólo han destruido, ya que lo poco que se avanzó muestra que no hubo ninguna intención de preservar el patrimonio que allí existía. Por eso, los vecinos piden al seremi de Vivienda Jaime Arévalo, que sí conoce Lota y su historia, que se haga cargo de esta vergüenza nacional.