El coma inducido, estado en el que se encuentra el ex piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher, es un sueño profundo provocado al paciente con medicamentos.

Esa inducción de pérdida de conciencia se aplica a personas que hayan sufrido fuertes accidentes o que tengan una enfermedad grave. Los médicos buscan así aligerar la carga sobre el organismo del paciente.

Un respirador se encarga de asegurar el suministro de oxígeno y una alimentación artificial alivia al metabolismo. Un gran número de funciones corporales deben ser vigiladas y controladas desde fuera, desde la respiración hasta la saliva.

El coma inducido, una medida rutinaria en la medicina que se aplica con frecuencia en los hospitales, se puede mantener durante varias semanas si es necesario.

Junto con ese coma, existe el coma natural en el que pueden caer personas que han sufrido graves accidentes o un derrame cerebral. Los pacientes no siempre recuperan la conciencia y su situación puede ser irreversible.

Schumacher, el mejor piloto de la historia de Fórmula 1, continúa en estado muy crítico y en coma inducido en un hospital de Grenoble, Francia, tras sufrir el domingo un grave accidente de esquí en los Alpes.