La ausencia de candidato presidencial en el oficialismo puede transformarse en una oportunidad. Perdida la elección presidencial, debiera elegir a un candidato que sea el símbolo de una nueva Derecha, moderna, que no renueve la alternativa del Si y del No.

El candidato, por ejemplo, debiera ser capaz de decir que el régimen del general Pinochet fue una dictadura; debiera adherir al libre mercado, por lo que una meta sería desconcentrar la economía; si cree en las personas y la igualdad ante la ley debería defender el derecho a una educación de calidad, independientemente de la condición económica de los ciudadanos; y al creer en las personas, también debiera ser favorable a la iniciativa popular de ley en determinadas materias y a los plebiscitos. Y sería favorable a los ciudadanos que tienen derechos en la medida que cumplen con sus obligaciones.

La Derecha tiene una oportunidad. Pero, hay que reconocerlo, es difícil que la aproveche.