La exhumación del cuerpo del dirigente palestino Yaser Arafat, prevista el lunes en Ramala con la presencia de jueces franceses que investigan las causas de su muerte en 2004, es “una prueba dolorosa pero necesaria”, declaró este jueves su viuda Souha.
“Es muy doloroso y no es fácil ni para mí ni para mi hija”, declaró a la AFP por teléfono Souha Arafat, que vive en Malta y cuya demanda judicial ante la justicia francesa motivó la apertura de una investigación sobre la muerte del líder palestino.
“Pero hay que saber la verdad, es necesario para nuestro pueblo, para las familias de los mártires de Gaza”, agregó. “Hay que hacerlo para dar vuelta la página de este gran secreto que rodea su muerte, si hubo crimen, tiene que ser descubierto”, agregó.
“Procediendo a esta exhumación, resucitaremos su memoria. No es degradante, es por su memoria”, insistió Arafat añadiendo que respeta “el punto de vista de la otra parte de la familia” que se opone a la exhumación, en especial el sobrino del líder fallecido, Naser al Qidwa, presidente de la fundación Yaser Arafat.
Al Qidwa lamentó “una profanación”. “No saldrá nada buen de todo esto, esto no hará nada bien a los palestinos”, declaró a la AFP.
Según Qidwa, que desde hace años repite que Arafat murió envenenado por Israel, estima que “la conclusión final ya se conoce”.
La exhumación de los restos mortales de Arafat, enterrado en la Muqataa, presidencia de la Autoridad Palestina en Cisjordania, está prevista el lunes, con presencia además de expertos rusos y suizos.
Se tomarán muestras del cuerpo de Arafat para dilucidar las causas precisas de su muerte.
La tesis del envenenamiento volvió a cobrar envión tras la difusión en julio de un documental de Al Jazeera en el que se revela la presencia de cantidades anormales de polonio, una sustancia radiactiva altamente tóxica, en muestras biológicas extraídas de los efectos personales del fallecido líder.