España consiguió el jueves captar 4.799 millones de euros en obligaciones a medio y largo plazo con un tipo de interés a la baja en su emisión a diez años, considerada como un barómetro de la confianza de los inversores, anunció el Banco de España.

El país, bajo presión de los mercados y de algunos de sus socios europeos para que pida un rescate financiero, ha logrado vender obligaciones a diez años a un tipo medio del 5,666%, muy por debajo del rendimiento de 6,647% que tuvo que ofrecer en la última emisión similar del pasado 2 de agosto.

El Tesoro español aprovechó este momento de calma y también la gran demanda (8.600 millones de euros) para captar más de la horquilla prevista inicialmente (entre 3.500 millones y 4.500 millones de euros).

Pero se mostró prudente al captar más en obligaciones con vencimientos a tres años (3.940 millones) que a diez años (859 millones), que pueden resultar más arriesgadas.

A tres años, el tipo medio de situó en el 3,845% con vencimiento en octubre de 2015. Se trata de una referencia utilizada por primera vez por el Tesoro, por lo que no es directamente comparable con la tasa de la última emisión a tres años del 6 de septiembre pasado, de 3,676% con vencimiento en julio de 2015.

La emisión a diez años se esperaba como una prueba sobre la confianza del mercado en España, y se ha saldado por un éxito ya que el tipo medio ha caído por debajo del límite simbólico del 6%, considerado como insostenible a largo plazo.

El martes, el tesoro captó 4.576 millones de euros en letras a 12 y 18 meses ofreciendo intereses en baja.

Esas subastas se beneficiaron de la relativa calma de los mercados tras el anuncio del Banco Central Europeo (BCE), a inicios de agosto, de que apoyará a las economías en crisis de la Eurozona con la compra ilimitada en el mercado secundario de obligaciones con vencimientos de hasta tres años.

España, cuarta economía de la zona euro, es estrechamente vigilada por los inversores, y se beneficia desde junio de una promesa de ayuda europea de hasta 100.000 millones de euros para reflotar sus bancos, fragilizados por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008.

Ahora está bajo presión para que pida un rescate más amplio de su economía, pero asegura no haber tomado todavía una decisión al respecto.