Unos 5.000 policías y militares, apoyados por aeronaves, rastrean en el norte de México, en la frontera con Estados Unidos, a 131 presos que escaparon el lunes por un túnel del penal de Piedras Negras, una fuga que autoridades creen organizó el cártel de Los Zetas.
Retenes de policías y militares revisaban este martes minuciosamente los vehículos en diferentes puntos aledaños a Piedras Negras, una ciudad de 150.000 habitantes a orillas del río Bravo y vecina de la estadounidense Eagle Pass (Texas).
“Hay unos 5.000 militares y policías en las operaciones y se alertaron a las autoridades de cuatro estados mexicanos y de Texas”, señaló a Jorge Luis Morán, secretario de Seguridad de Coahuila, el estado donde está Piedras Negras, quien redujo la cifra de prófugos de a 131 frente a los 132 informados el lunes.
Morán dijo que detrás de la fuga estarían Los Zetas “porque los presos que escaparon y estaban detenidos por delitos federales tenían ligas con este grupo”.
Las autoridades de Coahuila utilizan un helicóptero para rastrear las rutas que pudieron seguir los presos.
En el lado estadounidense helicópteros del Homeland Security (Departamento de Seguridad Interior) así como de la oficina del Sheriff del condado de Maverick, pudieron ser observados haciendo sobrevuelos cerca al río Bravo, aparentemente para prevenir que los presos puedan cruzar la frontera.
De los presos fugados, unos 86 tienen procesos por delitos federales como narcotráfico y secuestros.
Los presos utilizaron un estrecho túnel de aproximadamente siete metros de largo y cavado a unos tres metros de profundidad desde el lugar donde antiguamente se ubicaba el taller de carpintería de la cárcel.
El presidente Felipe Calderón deploró la fuga pero de inmediato deslindó responsabilidades del gobierno federal. “En los últimos 6 años se han fugado más de 1.000 reos de penales estatales. De los penales federales ninguno”, señaló en un mensaje en Twitter.
La fiscalía de Coahuila informó que todos los custodios del penal fueron llamados a declarar por posible complicidad. También son investigados el director del penal y el jefe de vigilancia.
Hay una serie de indicios “que presumen que pueda haber una complicidad de alguna de las personas encargadas de la seguridad”, dijo el procurador de Coahuila, Homero Ramos, a la cadena Televisa.
Ramos había informado previamente que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, así como el Ejército mexicano, participan en las tareas de búsqueda de los reos fugados y que se ofrecen 200.000 pesos (unos 15.500 dólares) de recompensa por cada uno de los prófugos.
El jefe policial de Eagle Pass, Juan Antonio Castañeda, dijo a la AFP que del lado estadounidense las autoridades están en alerta y que las labores de vigilancia la realiza principalmente la Patrulla Fronteriza que recorre el río Bravo y áreas despobladas.
“Nosotros nos hemos enterado de la situación a través de los medios de comunicación y otras fuentes”, puntualizó Castañeda quien habló en español.
La fuga en Piedras Negras es la segunda de una cárcel México, tras la protagonizada por 141 reos el 17 de diciembre de 2010 de la cárcel de Nuevo Laredo, en Tamaulipas (noreste) y también sobre la frontera con Estados Unidos.
Las cárceles se han convertido en otro escenario de confrontación de los cárteles en el marco de la ola de violencia que deja 60.000 muertos en México desde que en diciembre de 2006 el gobierno inició una ofensiva militar contra el narcotráfico.
Como forma de demostrar su poder “los cárteles de las drogas han llevado a las cárceles sus guerras internas”, señala José Luis Musi, un experto en asuntos carcelarios que coordina en México el programa contra el crimen internacional de la universidad de las Naciones Unidas.
Las fugas de de cárceles han sido recurrentes en los últimos años especialmente en los estados del norte y este de México, zonas donde operan Los Zetas.
El 19 de febrero en la cárcel de Apodaca, en el estado de Nuevo León también fronterizo, 44 presos del cártel del Golfo fueron asesinados con piedras y objetos cortopunzantes Los Zetas que facilitaron así la fuga de 30 compañeros, con complicidad de la guardia.
Uno de esos reos, recapturado en marzo, aseguró que las autoridades del penal les permitían salir para cometer asesinatos y luego regresar. En 2010 las autoridades denunciaron un caso similar en el penal de Gómez Palacio (norte), donde presos fueron acusados de varios asesinatos en bares.