El presidente Evo Morales, el primer indígena en llegar al poder en Bolivia, destacó este domingo los logros económicos de su gobierno al comenzar su séptimo año de gestión, aunque sin resolver su conflicto con nativos de la Amazonia y del Chaco, sus ex aliados políticos.

Morales, quien alcanzó el gobierno en 2006 tras arrollar a la derecha con el 54% de los votos y comenzó su segundo período de cinco años en enero de 2010, hizo un recuento de los logros de su administración, principalmente en minería, hidrocarburos e inversiones públicas.

Ante el Congreso y durante unas tres horas, el mandatario destacó resultados que presentó como ampliamente superiores a los de gobiernos precedentes en esos terrenos.

Puso como ejemplo los 3.159 millones de dólares por ingresos petroleros obtenidos en 2011, frente a los 945 millones en 2005, un salto cualitativo conseguido, según dijo, tras la nacionalización de los hidrocarburos decretada en 2006.

Sin embargo, durante su discurso atacó a los nativos de la Amazonia, quienes marcharon en octubre pasado en contra de la construcción de una carretera a través de su terrirorio, reflejando las irresueltas diferencias de Morales con quienes estuvieron entre sus más estrechos aliados hasta hace ubn año.

El jefe de Estado alegó que la marcha contra la carretera, que recorrió 600 km y que el gobierno intentó frenar con el uso de la fuerza policial, constituyó “una acción política” que apuntaba a sacarlo a él del palacio de gobierno. “Todos (los manifestantes) pedían la renuncia” del presidente, dijo.

Morales, de la etnia aymara, disparó sobre los indios amazónicos, quienes hasta antes de la marcha integraban un bloque indígena oficialista junto a aymaras, quechuas y guaraníes, que en total suman más de la mitad de los 10 millones de habitantes de Bolivia.

Cuando los indígenas llegaron a La Paz, a mediados de octubre, se desencadenaron las voces que pedían su dimisión, afirmó el propio presidente.

“Los dirigentes principales ¿qué convocaron?: que el presidente Evo dé un paso al costado, pidiendo mi renuncia. Otro pedía convocar a los paceños (gentilicio de los habitantes de La Paz) a la plaza (de Armas) y otros estaban gritando ¡Villarroel! ¡Villarroel!”, afirmó Morales en su discurso.

El gobernante dio a entender que los indígenas pretendían colgarlo, al aludir al caso del ex presidente militar izquierdista Gualberto Villarroel, ahorcado por una turba en 1946 en la plaza de Armas.

Hasta ahora nadie había planteado que los nativos hubieran planificado un magnicidio.

“El presidente una vez más le miente al país, nosotros no organizamos la marcha para derrocar al presidente”, respondió el líder de los nativos amazónicos Fernando Vargas, entrevistado por la radio privada Erbol.

Precisó que hicieron la protesta porque no quieren que la carretera cruce su territorio, una reserva ecológica rica en flora y fauna unicada en el centro del país.

El vicepresidente Alvaro García Linera había dicho, poco antes del presidente y también en el Congreso, que “temporal y provisionalmente hay algunas diferencias” entre el gobierno y los indígenas y abogó por “rearticular la alianza” existente hasta hace unos años atrás.

Morales debe enfrentar otro conflicto con poblaciones nativas, esta vez con guaraníes que tomaron de manera pacífica los terrenos donde se pretende construir una planta de gas, al sureste del país, y exigen 33 millones de dólares como indemnización por el uso de esos suelos.

Según una encuesta de la consultora privada Ipsos difundida en diciembre, Morales tiene una popularidad del 35%, la mitad de la que gozaba cuando comenzó su segundo año de gobierno en enero de 2010.