El reparto de tierras ociosas aplicado por el presidente cubano Raúl Castro para aumentar la producción de alimentos sufre retrasos burocráticos, reconocieron este martes altos funcionarios ante una comisión parlamentaria.
“Existen dificultades con el cumplimiento de los plazos previstos en la tramitación de las solicitudes, pues una gran cantidad se excede de los 108 días establecidos en el proceso”, dijo Pedro Olivera, director del Centro Nacional de Control de la Tierra.
Citado por la Agencia de Información Nacional (AIN), Olivera explicó que “existen más de 2.000 expedientes fuera de término”, en lo que incide el mal funcionamiento de las comisiones municipales de asuntos agrarios.
En septiembre de 2008, Raúl Castro dispuso la entrega de todas las tierras ociosas del país en parcelas en usufructo a pequeños agricultores para aumentar la deficitaria producción de alimentos que obliga al país a importar el 80% de lo que come y en ello gasta más de 1.500 millones de dólares anuales.
El ministro de Agricultura, Gustavo Rodríguez, dijo ante la misma comisión parlamentaria que hasta la fecha se han repartido más de 1.387.000 hectáreas, de las cuales el 79,2 % se encuentra ya en explotación. Más de 150.000 personas se han beneficiado de la medida.
Sin embargo, señaló que aún existen áreas improductivas en cooperativas campesinas y entidades estatales y que todavía no han sido declaradas ociosas, paso imprescindible para su reparto.
“También hay un aprovechamiento deficiente en una parte de las (parcelas) entregadas, por lo cual a varios usufructuarios se les retiró el derecho a explotarlas”, dijo el ministro citado por la AIN.
La producción de alimentos ha sido declarada “estratégica” y priorizada por Raúl Castro, cuyo gobierno mejoró los precios de compra de los productos, comenzó la venta de aperos y ropa de trabajo a los nuevos agricultores y flexibilizó los controles estatales sobre la comercialización.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la producción agrícola creció un 10,1% en los primeros nueve meses de este año y la de la ganadería en 4,2%.
Estos aumentos no han tenido un reflejo en los precios del mercado debido al gran déficit acumulado, señalan especialistas.