Francia y Nueva Zelanda se enfrentan el domingo en Auckland en la final del mundial de rugby, un choque en el que ambos equipos tendrán que demostrar su potencia física para marcar su territorio desde el principio o arriesgarse a complicarse el encuentro.

Estas son las claves de la final.

Un buen arranque

La primer media hora será muy intensa. En la semifinal contra Australia (20-6), los All Blacks se impusieron de entrada física y psicológicamente a sus rivales hasta al punto de que se vio sangre en el campo. Este dominio del juego puede ser clave para los All Blacks si quieren arrancar el partido con buen pie.

Al contrario, en el encuentro de la fase de grupos Francia-Nueva Zelanda del 24 de septiembre los franceses lograron conservar el balón durante los diez primeros minutos pero sin marcar. Francia cedió demasiado pronto y encajó tres tries en sólo 21 minutos. Aunque lograron luego mantener la presión, nunca pudieron recuperar esos 21 puntos y terminaron perdiendo (37-17).

Eficacia

La eficacia ha sido una constante de Francia en la fase final del mundial. En el partido de cuartos contra Inglaterra (19-12), los franceses marcaron en sus ataques, los que les permitió tener una cómoda ventaja en la media parte. En la semifinal contra Gales sólo intentaron tres tries pero todos fueron un éxito, gracias a Morgan Parra, y eso les bastó para ganar (9-8).

Los All Blacks, al contrario, han sido más irregulares. En cuartos de final contra Argentina (33-10) Piri Weepu fue el hombre clave para mantener la ventaja, con 21 puntos marcados con el pie. En la semifinal contra Australia (20-6), en cambio, y a pesar de marcar con regularidad en los ataques, los tiros con los pies del medioscrum y de uno de los aperturas neozelandeses, Aaron Cruden, fallaron en cuatro ocasiones.

Cerrar la defensa a cal y canto

Francia lo ha logrado en los partidos de la fase final, después de que su defensa fuera demasiado permeable en la fase de grupos. Un cambio positivo que ya les ayudó a lograr el invicto en el Torneo Seis Naciones de 2010.

En la semifinal contra Gales, gracias a los terceras líneas Thierry Dusautoir y Julien Bonnaire, Francia logró proteger hasta el final su línea de defensa ante un rival muy agresivo.

El domingo ante Nueva Zelanda los franceses se medirán a un equipo conocido por su velocidad y por la precisión de sus jugadas por lo que el juego de pie defensivo será clave para alejar al máximo al adversario.

Por su parte los All Blacks también demostraron su capacidad en defensa en la segunda parte de la semifinal contra Australia, que intentó en vano acercarse a su terreno.