Los líderes de la UE se reunirán el jueves y el viernes en Bruselas en una cumbre llamada a extremar la presión sobre Grecia para que apruebe un plan de austeridad a cambio de una ayuda inmediata que salve al país de la bancarrota y evite una hecatombe en toda la Eurozona.

Europa se encuentra entre la espada y la pared: El Fondo Monetario Internacional (FMI) y Estados Unidos conminaron esta semana al bloque a actuar con resolución y mostrar unidad ante la crisis griega que ha disparado la alarma en los mercados de todo el mundo.

Pero, por ahora, los europeos están a la espera de que Grecia apruebe antes del 30 de junio en el Parlamento un impopular plan de ahorro y privatizaciones, sin el cual se niegan a desembolsar una ayuda inmediata de 12.000 millones de euros para evitar la bancarrota del país heleno.

Será el 3 de julio, en una reunión extraordinaria, cuando los ministros de Finanzas de la zona euro decidirán si desbloquean esa partida de préstamos co-financiados por el FMI y si empiezan a diseñar un nuevo rescate a largo plazo para la economía griega, cuya deuda asciende al 150% de su PIB.

El jefe de la diplomacia italiana, Franco Frattini, instó el miércoles a no perder tiempo en el desembolso de la ayuda, estimando que cualquier retraso puede poner en peligro al conjunto de la Unión Europea (UE).

“No intervenir hoy en favor de Grecia puede entrañar riesgos para toda Europa. Ningún país quedará excluido de verse expuesto a una crisis de credibilidad”, previno Frattini, cuyo país está amenazado desde el viernes de una rebaja de su nota soberana por parte de la agencia Moody’s.

El voto de confianza que el Parlamento griego dio en la noche del martes al miércoles al gobierno socialista eliminó no obstante un primer elemento de incertidumbre, dando alas hasta a los mercados y al euro, que anticiparon ese resultado y cerraron la sesión con alzas últimamente inusuales en Europa.

“Las últimas noticias estimularon al euro (…) pero a la moneda única le costará seguir progresando teniendo en cuenta que el dossier griego está lejos de haberse cerrado”, explicó Tomohiro Ishikawa, del fondo Chuo Mitsui Trust and Banking.

El jueves, primer día de la cumbre, los líderes de la UE “debatirán sobre la Eurozona y Grecia, sobre todo acerca del segundo rescate, con la participación del sector privado, etc.”, explicaron fuentes diplomáticas.

El plan de los europeos consiste en aprobar primero el desbloqueo de los 12.000 millones de euros, que forman parte del rescate de 110.000 millones de euros adoptado el año pasado junto al FMI, y posteriormente elaborar un segundo que podría ascender a 100.000 millones de euros y contaría con la participación voluntaria de los acreedores privados.

Pero las divisiones en el seno de la UE sobre los detalles de ese segundo rescate alimentan los temores de que Grecia no logre evitar la bancarrota.

Algunos expertos comparan los efectos de una eventual suspensión de pagos griega a la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008, que desató la peor crisis financiera en el planeta desde la Segunda Guerra Mundial.

“Creo que sería muy útil que Europa hablara con una clara, única voz, acerca de una estrategia” para abordar la crisis, recalcó el martes el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner.

“Pese a todos sus esfuerzos, la UE ha fracasado en anticipar los acontecimientos y convencer a los mercados y a los ciudadanos de que es capaz de hacer frente a la crisis de la deuda”, criticó por su lado el Centro de Política Europea, un think-tank basado en Bruselas.