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Más de un millón de personas son las primeras en el mundo en festejar este viernes en Sidney la llegada de 2011, desafiando difíciles condiciones meteorológicas, en especial en Australia y Norteamérica.

Al mismo tiempo que miles de australianos resisten a las inundaciones sin precedentes que azotan el noreste de la isla continente, los habitantes de Sídney se reunirán para contemplar los fuegos artificiales lanzados desde el puente Harbour para festejar la entrada al nuevo año.

En Europa, tras una inusual ola de frío que produjo cortes de electricidad y agua e impidió viajar a decenas de miles de personas, está previsto que más de 250.000 individuos se instalen en las orillas del Támesis en Londres para escuchar cómo el Big Ben despide los últimos segundos del año.

Millones de juerguistas celebrarán el cambio de año delante del Coliseo de Roma, cerca de la puerta de Brandeburgo en Berlín o en los Campos Elíseos en París.

En Alemania, una batalla gigante de bolas de nieve, que tenía que movilizar a unas 8.000 personas el 1 de enero en la capital, fue prohibida por miedo a que terminara mal.

En Nueva York, después de una intensa tormenta de nieve que afectó el noreste de Estados Unidos, los trabajadores se apresuraban a sacar la nieve de Times Square para que miles de personas puedan presenciar la famosa cuenta atrás de final de año.

Los primeros en entrar en 2011 fueron los habitantes de Kiribati, una pequeña isla del Pacífico que pasó la página de 2010 a las 10:00 GMT (07:00 horas en Chile). Los 6.000 miembros muy religiosos de esta isla se reunieron en las iglesias.

En Sídney, más de 12 horas antes del inicio de los festejos, ya algunas personas se acercaban al puerto para encontrar un buen sitio, mientras la playa de Bondi Beach estaba llena de gente.

Si el noreste de Australia está bajo las aguas, la región sureña de Adelaida es víctima de una ola de calor con temperaturas extremas que alcanzan los 43°C.

En Asia, los fuegos artificiales en la bahía de Hong Kong posiblemente reúnan a 400.000 personas. Millones de japoneses se retirarán a los templos sintoístas para “purificarse”.

Pese a que el nuevo año chino, a principios de febrero, da lugar a una celebración mucho más importante en Asia, miles de chinos, indios y vietnamitas también festejarán este cambio de año.

En Bombay, la capital económica india, las autoridades van a permitir que se celebre el año nuevo durante toda la noche, aunque los servicios de información se mantendrán vigilantes por posibles riesgos de atentados.

Bombay fue, en noviembre 2008, blanco de atentados islamistas donde murieron 166 personas.

El gobierno local amplió el horario de apertura de bares, hoteles y restaurantes de 01:30 a 05:00 de la madrugada. Las fiestas en los barcos en la bahía de Bombay fueron, en cambio, prohibidas por tercer año consecutivo para limitar riesgos en materia de seguridad.

Según la policía india, cuatro miembros del Lashkar e Taiba (LeT), un grupo islamista armado clandestino paquistaní, preparan “un atentado violento” para las fiestas de fin de año.