El gobierno iraní decidió aumentar considerablemente el precio de la gasolina a partir del domingo en el marco de un vasto plan encaminado a suprimir progresivamente las subvenciones directas, anunció la televisión estatal.
Según el comunicado oficial, el precio de la cuota de 60 litros de gasolina por mes acordada a cada automovilista pasa de 0,10 dólares el litro a 0,40 dólares.
Por encima de esa cuota, los automovilistas tendrán que pagar el litro de gasolina a un precio de 0,70 dólares en vez de los 0,40 dólares de antes.
De esta manera, el precio de la gasolina subvencionada se cuadruplica, mientras que el precio de la gasolina no subvencionada aumenta un 75%.
El precio del gasóleo se multiplica por nueve, al pasar de 0,0165 a 0,150 dólares.
En el marco de este plan, el precio de la electricidad, gas, keroseno, como el agua y el pan, suben aunque de manera progresiva.
Estas informaciones fueron difundidas después de la intervención televisada del presidente Mahmud Ahmadinejad, que anunció la aplicación desde el domingo del plan económico calificado de “cirugía económica”. Este plan busca suprimir progresivamente las subvenciones directas de los principales productos energéticos y de ciertos productos alimentarios.
Cientos de automovilistas se precipitaron a las gasolineras para llenar los depósitos, pero con la aplicación de los nuevos precios, la mayoría se marcharon después de la medianoche, según testigos.
“A partir de medianoche, este plan entra en vigor. Los precios se van a modificar”, declaró Ahmadinejad en la televisión estatal, y añadió: “Todo está listo. Los comunicados fueron preparados y van a ser difundidos. Los nuevos precios serán anunciados esta noche”.
En un gesto para calmar a la población, el Gobierno había anunciado por la tarde la atribución de una cuota “excepcional” de 50 litros de gasolina a cada automovilista al precio subvencionado de diez centavos de dólar.
Según las estimaciones oficiales, las subvenciones de los productos energéticos y de primera necesidad cuestan actualmente unos 100.000 millones de dólares anuales a las arcas del Estado, que decidió sanear sus finanzas.
Para compensar la subida de precios, el Gobierno empezó a revertir parte de las economías esperadas en forma de ayuda directa a la población.
Según las estadísticas oficiales, unos 60,5 millones de iraníes (de 74 millones) han recibido 810.000 riales (74 dólares) en sus cuentas bancarias. La suma debe llegar cada dos meses, lo que representa un coste de 2.500 millones de dólares mensuales para el presupuesto del Estado.
Esta suma debe ser duplicada, prometió Ahmadinejad.
El proyecto de supresión de las subvenciones, difícilmente adoptado por el Parlamento en enero después de meses de batalla contra el Ejecutivo, divide al campo conservador en el poder en Irán.
Ciertos responsables, parlamentarios o religiosos, temen un efecto económico y social devastador, sobre todo una subida de la inflación y del paro, cuando las sanciones internacionales empiezan a afectar a la economía del país.
El presidente Ahmadinejad no lo ve así. “Ciertos medios de comunicación extranjeros hacen campaña contra este plan. No quieren que Irán progrese y se convierta en un modelo (de desarrollo), en un país sin pobres”.