Si es un ritual que te despiertes todos los días y, casi por inercia, te prepares una taza de café ¡lo sentimos! Pero un estudio acaba de comprobar que esta sustancia actúa como un placebo en aquellas personas adictas a la cafeína y, asimismo, beneficia más a los que no lo consumen frecuentemente.

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Según la revista Neuropsychopharmacology, el hecho de que los adictos no puedan dejar de tomar esta infusión y se sientan más despiertos con ella se debe a la fatiga que causa la abstinencia aguda y no específicamente a la cafeína. Así lo explicó Peter Rogers, psicólogo experimental de la Universidad de Bristol y quien dirigió esta investigación.
Pero ¿Cómo se llegó a esta conclusión? Se estudió la respuesta de 379 adultos divididos en grupos de consumidores en niveles alto, medio, leve y nulo, a quienes se los mantuvo sin café durante 16 horas. Tras cumplir este período, a algunos se les ofreció la bebida y a otros un placebo para registrar sus niveles de ansiedad, alerta y dolor de cabeza.
Antes de beberlo, los adictos estaban menos atentos y sentían jaqueca. Sin embargo, luego de tomar café ambos niveles no se mejoraban de manera considerable en comparación a aquellos que bebieron el placebo. En contraste a esto, quienes no lo consumían con frecuencia se sintieron más despiertos y motivados.
¿Cuál es la vital conclusión de todo esto? el café no te despierta o pone alerta de manera mágica, sino que sólo te devuelve a tu estado normal y, además, es el incremento de la ansiedad de algunas personas lo que se traduce en la excitación placentera que les otorga la cafeína en relación a alguien que no se siente ansioso. En otras palabras, los adictos al café no se benefician de sus efectos positivos como las personas que no tienen el hábito de consumir la sustancia, como explicaron en Muy Interesante.
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