Por años, la última cena permitió a los condenados a muerte en Estados Unidos disfrutar de un banquete antes de morir. No obstante, dicha tradición llegó a su fin en Texas luego de que un parlamentario manifestara su rechazo a la “ridícula” solicitud hecha por uno de los reos.

John Whitmire, senador que representa a Houston y quien ha ejercido una gran influencia en temas relacionados con las cárceles, manifestó sus ganas de terminar con esta costumbre luego de que Lawrence Brewer, convicto ejecutado el pasado miércoles por un homicidio, hiciera un extenso pedido.

Éste consistió en dos filetes de pollo fritos, una hamburguesa de queso con triple porción de tocino, un omelete de queso, un pote grande de okra frita, tres fajitas, una porción de helado “Blue Bell”, la mitad de un pan de molde blanco y un asado de carne.

Tras conocer el hecho Whitmire escribió al director ejecutivo de la División de Justicia Criminal de Texas, Brad Livingston, que “suficiente era suficiente (…) Le estoy pidiendo que acabe inmediatamente con esta práctica o estaré dispuesto a hacerlo por ley en la próxima sesión”.

A esto agregó que la última cena de Brewer era un privilegio “extremadamente inapropiado”, “uno que el perpetrador no proporcionó a su víctima”.

Ante esto Livingston indicó: “Creo que las preocupaciones del Senador Whitmire, en relación a la práctica de permitir una última cena a los delincuentes condenados a muerte, son válidas. Con efecto inmediato, no se realizarán acciones de dicho tipo. Ellos recibirán la misma comida servida a otros delincuentes en la unidad”, informó Houston News.