Ángela Maureen Marambio brinda estupenda interpretación de “La Muerte de Cleopatra” de Berlioz

Ángela Maureen
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“Amor Dramático”, concierto que la Orquesta Sinfónica de Chile ofreció este fin de semana, en el Teatro del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, de Plaza Italia, destacó la presencia de la soprano viñamarina Ángela Maureen Marambio, cantante habitualmente residente en Europa y dotada de una voz poderosa y sentimental a la vez.

En esta oportunidad, junto a la Sinfónica de Chile, dirigida nuevamente por el estadounidense Garret Keast, la cantante nacional ofreció una estupenda interpretación de la escena lírica para soprano y orquesta “La Muerte de Cleopatra” (“Le Mort de Cléopatre”) del compositor francés Héctor Berlioz, una composición hermosa y emotiva, de 21 minutos de duración, que exige la participación de una soprano c on una voz de gran volumen, a la vez de sensibilidad extrema, condiciones en que Maureen Marambio se lució plenamente, además de que contó con un acompañamiento musical de elevado nivel técnico.

“Es un orgullo para mí cantar junto a la Sinfónica, porque la orquesta es fabulosa y siempre es bienvenido tener su respaldo musical, pleno de matices y con instrumentistas de muy buen gusto. Además, con la Sinfónica siempre hago un repertorio que me resulta muy interesante”, afirmó Maureen Marambio.

La muerte de Cleopatra”, escrita en 1829, se basa en el texto del francés Pierre Ange Vieillard, y se inspira en la tragedia de William Shakespeare, “Antonio y Cleopatra”, específicamente en el momento del suicidio de la reina egipcia luego de la batalla de Actium.

“Esta obra representa una dificultad en cuanto a cómo está escrita, porque Berlioz volcó todo su ser en ella, por lo qu e la carga emocional que ofrece es muy fuerte. Lo mismo en cuanto a la lectura, también es difícil, tanto para mí como solista como también para la orquesta”, comentó Maureen Marambio. “En cuanto a la carga dramática, a mí me encanta, yo me siento muy cómoda. También es un gran desafío pues es la primera vez que la he interpretado, por lo que me he preparado leyendo mucho. He tenido que interiorizarme acerca del autor para entender qué es lo que él quiso decir con esta obra”, concluyó.

El concierto bajo la certera conducción del joven maestro Keast, talentoso a toda prueba, se inició con la obra Orfeo S. 98, de Franz Liszt, dedicada a recordar a uno de los personajes de la mitología griega más relevantes para el mundo musical, que provocó la fascinación de numerosos compositores, sobre todo los especialistas de música barroca y romántica a la vez. Así, hasta llegar a Liszt, considerado como “un sacerdote del romantici smo musical”, quien dio término a este poema sinfónico hacia 1854. Obra suave, esta vez de un estilo más contemplativo del autor húngaro, tuvo una feliz respuesta instrumental, destacando nitidamente cuerdas y maderas, muy en especial los primeros violines y el arpista Manuel Jiménez, en una jornada muy feliz.

En la segunda parte de esta presentación, la Sinfónica ofreció primero, la Suite “Pélleas y Mélisande” Op.80, del francés Gabriel Fauré, que toma como base una pieza de teatro simbolista del escritor belga Maurice Maeterlinck, estrenada en 1893 y de gran impacto en el ambiente artístico y cultural de aquella época en Europa. Varios compositores famosos utilizaron este tema, tales como Debussy y Schoenberg, en óperas del mismo nombre y el finlandés Sibelius, con su música incidental. Fauré, finalmente, compuso una suite de concierto en obra en tres movimientos, Prelude (Quasi adagio), Fileuse (Andantino, quasi Allegretto) y La Mort de Melisssande (Molto adagio), lo que fue una bella melodía total con partes muy románticas, nuevamente con excelente trabajo de cuerdas y maderas.

El concierto finalizó con la muy famosa Obertura Fantasía “Romeo y Julieta”, de Piotr Ilyich Tchaikovsky, poema sinfónico de quien ocupa el más alto lugar entre los compositores rusos post-románticos. Una obra plena de hermosos sonidos, con la mano mágica y el talento musical de un creador, que extiende su virtuoso sonido a toda la gama instrumental de la orquesta, la cual -en esta ocasión- resaltó la gran calidad de cada uno y el total de sus instrumentistas, lo que llevó al público del Teatro CEAC a reiterar aplausos y ovaciones, para Keast y sus músicos.

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“Amor Dramático”, concierto que la Orquesta Sinfónica de Chile ofreció este fin de semana, en el Teatro del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, de Plaza Italia, destacó la presencia de la soprano viñamarina Ángela Maureen Marambio, cantante habitualmente residente en Europa y dotada de una voz poderosa y sentimental a la vez.

En esta oportunidad, junto a la Sinfónica de Chile, dirigida nuevamente por el estadounidense Garret Keast, la cantante nacional ofreció una estupenda interpretación de la escena lírica para soprano y orquesta “La Muerte de Cleopatra” (“Le Mort de Cléopatre”) del compositor francés Héctor Berlioz, una composición hermosa y emotiva, de 21 minutos de duración, que exige la participación de una soprano c on una voz de gran volumen, a la vez de sensibilidad extrema, condiciones en que Maureen Marambio se lució plenamente, además de que contó con un acompañamiento musical de elevado nivel técnico.

“Es un orgullo para mí cantar junto a la Sinfónica, porque la orquesta es fabulosa y siempre es bienvenido tener su respaldo musical, pleno de matices y con instrumentistas de muy buen gusto. Además, con la Sinfónica siempre hago un repertorio que me resulta muy interesante”, afirmó Maureen Marambio.

La muerte de Cleopatra”, escrita en 1829, se basa en el texto del francés Pierre Ange Vieillard, y se inspira en la tragedia de William Shakespeare, “Antonio y Cleopatra”, específicamente en el momento del suicidio de la reina egipcia luego de la batalla de Actium.

“Esta obra representa una dificultad en cuanto a cómo está escrita, porque Berlioz volcó todo su ser en ella, por lo qu e la carga emocional que ofrece es muy fuerte. Lo mismo en cuanto a la lectura, también es difícil, tanto para mí como solista como también para la orquesta”, comentó Maureen Marambio. “En cuanto a la carga dramática, a mí me encanta, yo me siento muy cómoda. También es un gran desafío pues es la primera vez que la he interpretado, por lo que me he preparado leyendo mucho. He tenido que interiorizarme acerca del autor para entender qué es lo que él quiso decir con esta obra”, concluyó.

El concierto bajo la certera conducción del joven maestro Keast, talentoso a toda prueba, se inició con la obra Orfeo S. 98, de Franz Liszt, dedicada a recordar a uno de los personajes de la mitología griega más relevantes para el mundo musical, que provocó la fascinación de numerosos compositores, sobre todo los especialistas de música barroca y romántica a la vez. Así, hasta llegar a Liszt, considerado como “un sacerdote del romantici smo musical”, quien dio término a este poema sinfónico hacia 1854. Obra suave, esta vez de un estilo más contemplativo del autor húngaro, tuvo una feliz respuesta instrumental, destacando nitidamente cuerdas y maderas, muy en especial los primeros violines y el arpista Manuel Jiménez, en una jornada muy feliz.

En la segunda parte de esta presentación, la Sinfónica ofreció primero, la Suite “Pélleas y Mélisande” Op.80, del francés Gabriel Fauré, que toma como base una pieza de teatro simbolista del escritor belga Maurice Maeterlinck, estrenada en 1893 y de gran impacto en el ambiente artístico y cultural de aquella época en Europa. Varios compositores famosos utilizaron este tema, tales como Debussy y Schoenberg, en óperas del mismo nombre y el finlandés Sibelius, con su música incidental. Fauré, finalmente, compuso una suite de concierto en obra en tres movimientos, Prelude (Quasi adagio), Fileuse (Andantino, quasi Allegretto) y La Mort de Melisssande (Molto adagio), lo que fue una bella melodía total con partes muy románticas, nuevamente con excelente trabajo de cuerdas y maderas.

El concierto finalizó con la muy famosa Obertura Fantasía “Romeo y Julieta”, de Piotr Ilyich Tchaikovsky, poema sinfónico de quien ocupa el más alto lugar entre los compositores rusos post-románticos. Una obra plena de hermosos sonidos, con la mano mágica y el talento musical de un creador, que extiende su virtuoso sonido a toda la gama instrumental de la orquesta, la cual -en esta ocasión- resaltó la gran calidad de cada uno y el total de sus instrumentistas, lo que llevó al público del Teatro CEAC a reiterar aplausos y ovaciones, para Keast y sus músicos.