Fue un comienzo extraño, distinto, quizás como ningún otro campeonato en la historia del fútbol chileno: Un partido en Santiago jugado bajo la nieve, con cancha blanca incluida, en San Carlos de Apoquindo y otro suspendido también a causa del mismo fenómeno climático, allá en el norte, entre Cobresal y Colo Colo; incidentes en Valparaíso con la derrota de Wanderers y dos técnicos que se fueron después de sólo esta primera fecha.

Por Cecilia Lagos

Luego del receso entre el campeonato de Apertura y la participación de la selección chilena en la Copa América realizada en Argentina, el fútbol profesional de primera división se reanudó en nuestro país con el comienzo del Clausura 2011 este fin de semana que recién pasó.

Y no sé si este accidentado comienzo sea la señal de algo, pero quizás sea el anuncio de que nada será como lo esperamos. Ya de partida los clubes enfrentan este Clausura con planteles y, en algunos casos, cuerpos técnicos completamente distintos a los que disputaron el Apertura de la primera mitad del año. Si no, pregúntenle a Universidad Católica, desmantelada completamente a la semana siguiente de haber perdido la final contra la ‘U’.

Y a partir justamente de la experiencia de la UC en el Apertura, que se mató para rendir al máximo en Copa Libertadores y el torneo nacional y al final se quedó sin nada, tengo la sensación de que este campeonato de Clausura será más parejo. Es posible que además, a partir de la renovación de varios planteles y de su adaptación a los nuevos técnicos y sus sistemas, los equipos se tomen de manera más calmada su búsqueda de un lugar en los play offs. Después de todo no sirve de mucho desgastarse por llegar en el primer lugar, con varios puntos de ventaja sobre el segundo, si al final con llegar entre los ocho primeros basta para tener exactamente la misma opción de ser campeón.

Claramente puedo equivocarme, pero también los técnicos querrán cuidar a sus jugadores, especialmente los tres equipos que disputan Copa Sudamericana, por lo que, insisto, quizás no veamos un torneo de gran esfuerzo, sino más bien uno estratégico, donde los equipos aprovechen al máximo sus recursos, midiendo su energía, aunque sin renunciar al resultado.

Lo razonable y lógico sería esperar que Universidad de Chile actúe quizás como el gran protagonista de este Clausura, porque lejos de desarmarse, se potenció y porque su meta clara es defender su título y buscar el bicampeonato. Pero también está atrás una Católica herida, rearmada, con un plantel y un técnico nuevos, y aún más peligroso puede ser Colo Colo que, como el equipo más exitoso en la historia de nuestro fútbol, tiene la obligación de mostrar un rendimiento de acuerdo a su tradición, alejándose de las pobrísimas campañas hechas en los últimos dos torneos y en la actual Copa Chile. Su hinchada y el público en general no le perdonarán caer de nuevo sin volver como mínimo a convertirse en el peligrosísimo rival que siempre fue en nuestra competencia.

Pero el resto de los equipos también tienen algo que decir: Unión Española, Audax Italiano, Deportes Iquique, Cobresal, Santiago Morning, O’Higgins tienen el potencial no sólo de animar el torneo, sino también de hacer caer a alguno de los grandes. Mi apuesta es que Unión La Calera seguirá siendo protagonista y complicándole la vida al resto, destacándose por su juego eficiente y llegando nuevamente a los play offs.

De todos modos, la última Copa América nos mostró claramente que los equipos chicos ya no existen, que los supuestos rivales débiles ya no son tal y que todos merecen respeto y ser considerados como un potencial peligro. Si ninguno se confía y todos salen a pelear por el triunfo, para entrar en los play offs o salvarse del descenso, entonces es posible que a pesar de los resguardos de los grandes, quizás los que realmente le den vida a este Clausura 2011 sean aquellos que salen a la cancha a dar la pelea con la carga más liviana de buscar una ilusión, más que con el enorme apremio de cumplir con las expectativas del medio, como una gran obligación.