Un reportaje aparecido hoy en la revista mexicana Proceso vuelve a sembrar las dudas en el informe forense que confirma la tesis del suicidio del ex Presidente Salvador Allende.

En el artículo prestigiosos medicos tanatólogos cuestionan duramente el informe oficial, e insisten en no descartar que pudo haber otras armas involucradas en la muerte de Allende en La Moneda, en septiembre de 1973.

El juez Mario Carroza, quien investiga la muerte del ex Presidente Allende, solicitó un informe al Servicio Médico Legal cuyos resultados entregados el 19 de julio aseguran que el fallecido presidente chileno se suicidó.

Sin embargo, en un amplio reportaje aparecido hoy en la revista mexicana Proceso, se describen las falencias y omisiones de la segunda autopsia realizada por el SML.

El doctor Luis Ravanal, miembro fundador de la Sociedad Chilena de Medicina Legal y perito judicial cuestiona –entre varios puntos– que el informe no explica por qué no hay manchas de sangre en la parte anterior del chaleco que vistió Allende el ’73.

Sin embargo, lo mas cuestionable del informe según Ravanal, es que el efecto explosivo que se produce por el disparo del fusil AK-47, que Fidel Castro le regaló a Allende, no concuerda con el orificio redondo de un trozo de cráneo que se describe detalladamente en la autopsia realizada en 1973.

El médico tanatólogo también critica el informe porque llega a conclusiones inapelables con una metodología muy cuestionable, inmiscuyéndose en materias que son de exclusiva competencia del juez que investiga la causa.

Para el periodista porteño Francisco Marín, quien realizó el artículo para la revista mexicana Proceso, el problema es que el caso se está dando por cerrado cuando aún persisten muchas dudas.

El informe del Servicio Médico Legal también incluye un análisis del perito balístico David Pryor, quien también afirma que la desaparición de fragmentos del cráneo impide alcanzar conclusiones certeras.