Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.
La mítica Biblioteca de Alejandría, centro del saber por siglos, albergó una gran cantidad de libros, estimada entre 400 mil y 700 mil, provenientes de diversas culturas. El emperador Aureliano y el avance del cristianismo contribuyeron a su declive, siendo destruida en el año 272 d.C. durante una campaña militar. Posteriormente, la invasión árabe en el 640 d.C. llevó a su final, ordenando el califa Omar su destrucción. La biblioteca contaba con sabios en diversas áreas, como matemáticas y medicina.
Se dice que llegó a albergar más de 400 mil libros de conocimiento y sabiduría, otros difieren e indican que fueron 700 mil. Más allá de la cifra, la mítica Biblioteca de Alejandría, en Egipto, fue el “centro del saber” por siglos: el lugar de encuentro de las investigaciones científicas y filosóficas. Detrás de su esplendor, esconde una trágica historia de guerras y conflictos políticos que terminaron por destruirla, o eso al menos se conoce.
En el siglo III a.C., Ptolomeo I mandó a construir el gran palacio que serviría de alojamiento a toda la dinastía ptolemaicas. Inicialmente, se denominó la biblioteca como el Museo de las Musas, en honor a las diosas de la memoria, de las artes y las ciencias.
Según la descripción de Estrabón (s.I a.C), el Museo tenía un pórtico para pasear, bancas rodeadas de árboles y un comedor, pero el real interés de Ptolomeo I, de origen macedonio, era mantener las tradiciones griegas heredadas por el Imperio de Alejandro Magno.
Los diferentes reinados se dedicaron a la adquisición de libros y obras de Grecia, Persia, Israel, África y otras tierras de oriente. Para que te hagas una idea, los libros – escritos a mano- se hallaban en rollos de papiro, es decir, un ejemplar podría contener una decena de rollos, o menos, de contenido. Eso explicaría el alto número de volúmenes que ocuparía la biblioteca.
National Geographic
Muchos eruditos se dedicaban a trascribir copias de grandes colecciones, así lo da cuenta el médico Galeno (siglo II. d.C), quien relata como en el puerto de Alejandría se confiscaban libros para llevarlos a la biblioteca para su transcripción, y luego las copias eran entregadas a sus dueños. Los manuscritos originales se quedaban en Alejandría: a esta práctica se le denominó “los fondos del navío”.
La Biblioteca de Alejandría, el “centro del conocimiento” y su caída
Los hechos que desencadenaron a la “caída” de la Biblioteca de Alejandría están envueltos en mitos y tinieblas. Un reportaje de la National Geographic apunta que la primera información que se tiene sobre su destrucción se remonta en el año 47 a.C durante los conflictos entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo XIII por el trono de Egipto.
El general romano, Julio César, acudió a Alejandría para apoyar a Cleopatra, quien al ser citado al palacio de los Ptolomeos, inició un ataque junto a sus tropas que terminó por incendiar una sección de la emblemática edificación: la biblioteca. Tras la batalla, se dice que el Museo de las Musas perdió 40 mil rollos de papiro.
National Geographic | Ilustración que recrea la destrucción de la Biblioteca de Alejandría.
Y así, tras una serie de conflictos, el reinado ptolomeico cayó en las manos de Roma, condenando a la Biblioteca de Alejandría a su agónico declive. En el año 272 el emperador Aureliano, en su campaña contra la reina Zanobina de Palmira, arrasó con gran parte de la ciudad, incluyendo la biblioteca.
En el siglo IV d.C, y tras la proclamación del cristianismo como la religión oficial, el emperador Teodosio I promulgó leyes contra el paganismo ¿Qué pasó? Ordenó destruir todos los templos paganos, entre ellos el Templo de Serapeum, que tenía una de las “extensiones o hijas” de la Biblioteca de Alejandría.
Ruinas de Serapeum de Alejandría.
Como consecuencia de la invasión árabe, en el año 640 d.C, Alejandría fue capturada por el ejército musulmán comandado por Amr ibn al-As. Según lo explica la National Geographic, por orden del califa Omar, se mandó a destruir la biblioteca: “Si esos libros están de acuerdo con el Corán, no tenemos necesidad de ellos, y si estos se oponen al Corán, deben ser destruidos”, habría ordenado.
Los sabios de una biblioteca perdida en el tiempo
La historiadora y académica española, Arantxa Serantes, detalla, en una de sus investigaciones, que los matemáticos alejandrinos eran en su mayoría geométricos, aunque algunos se dedicaron a la teoría de los números como Eratóstenes, cuarto director de la biblioteca, quien inventó el “cedazo” o “cibra” un método para encontrar números primos.
Serantes agrega que además de las ciencias matemáticas, la biblioteca albergaba sabios de la ciencia aplicada, medicina, religión, filosofía y astronomía. Herófilo, por ejemplo, fue el primero – asegura la investigadora- en indagar el cerebro y el sistema nervioso como una unidad; también, especuló sobre la función del corazón y la circulación de la sangre.
Trasladar la memoria de estos grandes sabios fue la propuesta que tuvo un grupo de profesores, de la Universidad de Alejandría en 1974, un proyecto que consistía en resurgir la biblioteca del pasado al siglo XX. Para ello, se desarrolló un ambicioso plan arquitectónico que rindiera homenaje a las diferentes ramas del saber.
La nueva Biblioteca de Alejandría, Egipto.
La iniciativa fue patrocinada por el gobierno egipcio y en 1988, junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), pusieron la primera piedra de la nueva biblioteca. El diseño de la colosal infraestructura, estuvo a cargo de arquitectos noruegos, quienes se adjudicaron el proyecto: en 2002 el mundo fue testigo el resurgimiento de la Biblioteca de Alejandría.
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal. (2002). La Biblioteca de Alejandría, ayer y hoy. Coatepec, (2), 123–127.
Serantes, A. (2006). Los sabios y reyes: la biblioteca de Alejandría. Universidad de A Coruña.
Fernández, C. (1995). La biblioteca de Alejandría: pasado y futuro. Revista General de Información y Documentación, 5(1). Universidad Complutense de Madrid.
Aman, M. (2001). El legado de Alejandro Magno: la antigua biblioteca de Alejandría (trad.). Revista La Tadeo, (65).
Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile
Estamos recopilando más antecedentes sobre esta noticia, quédate atento a las
actualizaciones.
Alerta de Spoiler
Este artículo podría contener información clave sobre la trama de un libro, serie o
película.
Advertencia de imágenes explícitas
¡Cuidado! Las imágenes de este artículo pueden herir la sensibilidad de algunas personas.
VER RESUMEN
Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.
{{ post.resumen_de_ia }}
Este artículo describe un proceso judicial en curso
Existe la posibilidad de que los cargos sean desestimados al finalizar la investigación, por
lo cual NO se debe considerar al o los imputados como culpables hasta que la Justicia
dicte sentencia en su contra. (Artículo 04 del Código Procesal Penal)
Violencia contra la mujer
Si eres víctima o testigo de violencia contra la mujer, denuncia al
149 de Carabineros, recibe orientación llamando al
número corto 1455 del Sernameg o pulsa para
usar el chat de orientación Sernameg
Suicidio
Si necesitas ayuda psicológica especializada o conoces a alguien que la requiera, el Ministerio
de Salud tiene un teléfono de ayuda atendida por profesionales todos los días del año y las 24 horas,
marcando desde celulares el *4141. Además, puedes recurrir a Salud Responde en el 600 360 7777.
Las personas sordas pueden recibir asistencia ingresando a
este enlace.
Transporte privado
Las aplicaciones de transporte privado pagado aún no se encuentran normadas por la legislación chilena.
Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.