La viuda de Augusto Pinochet vivió 17 años como la mujer más poderosa del país. Sin embargo poseía un amor por la moda que relató Alejandra Matus en su biografía no autorizada, "Doña Lucía".

Este jueves se confirmó la muerte de Lucía Hiriart, viuda del dictador Augusto Pinochet Ugarte.

Según confirmaron a La Radio, el deceso se produjo a eso de las 15:00 horas en el departamento de su hijo, Marco Antonio Pinochet, en Lo Barnechea. Asimismo, desde hace tres días que su familia y su círculo más íntimo, había sido advertido de su delicado estado de salud.

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La mujer estuvo casada con Pinochet por más de 60 años y tuvo cinco hijos. No se sabía mucho de su vida personal, hasta que en 2013 la periodista Alejandra Matus lanzó su biografía no autorizada: Doña Lucía.

En el libro, cuya reseña asegura que “revela los detalles de la vida de quien fue por 17 años la mujer más poderosa del país”, Matus muestra a un mujer con gustos por los sombreros y el verse bien, al nivel de contar con su propia ala en La Moneda, recién reconstruida entonces, donde sólo ingresaba su círculo cercano y donde debía contar sí o sí con prendas para cambiarse.

Un área privada

Este exclusivo círculo además de tener a su encargada de prensa, jefa de gabinete y secretarias, contaba también con “su peluquera-maquilladora, un fotógrafo personal y otros asistentes que se encargaban de su imagen” y vestuario.

Al igual que en otros edificios, la entonces esposa del dictador contaba con varias tenidas y muchos zapatos para cualquier ocasión.

“Su marido le asignó una espaciosa zona en el ala suroriente del palacio gubernamental, encima de la sala de prensa conocida como La Copucha”, asegura Matus en el libro.

Aquella área del Palacio fue decorada “con mucho mobiliario, sillones tipo barroco, dorados, y la Señora tenía a su disposición tres o cuatro salones enormes”, describe, según una entrevista que realizó con una periodista que cubría entonces sus actividades.

Además de estos salones, había un área aún más privada, donde Hiriart dormía siestas.

El gusto por el estilo de Lucía Hiriart

La mujer, que también se enojaba al ser corregida o sentía que “la sorprendían en ignorancia”, tenía un gusto por los sombreros y la moda, según describe Matus en sus escritos. Incluso su horario contaba con un espacio especialmente dirigido a cambiarse de ropa, peinarse y maquillarse.

Entre las personas que asesoraron a Hiriart con su imagen, estaba Laura Rivas Vial, modista que representó a Chile en la tienda de alta costura francesa Nina Ricci.

“Enviaba circulares a las esposas de los ministros para que en los cocteles y fiestas para que nadie imitara sus tenidas”, contó en el libro la modista.

El amor de Hiriart por los sombreros se basaban en la moda de Inglaterra, es por eso que solía encargar estas prendas en la Casa Inglesa, en Punta Arenas. Otro gran amor de su vida eran los zapatos, al nivel de que recibía adelantos de temporada y ella escogía ciertos modelos que no serían comercializados en el resto del país.