Si bien existe hace algunos años, en 2019 la tendencia de los Sugar Daddies y Sugar Babies cobró más fuerzas que nunca. No sólo se habilitaron plataformas sociales en decenas de países, sino que también el término ya es empleado habitualmente.

Si aún no sabes qué significa, un Sugar Daddy es un hombre adulto con buena situación económica que busca una mujer mucho más joven que él (Sugar Baby) para formar una relación en la que ella lo acompaña y él le da dinero y -ostentosos- regalos a cambio (por ejemplo, suelen formarse parejas entre jóvenes de 20 y tantos años, con hombres sobre 45 años).

Una estudiante de psicología de Londres (Inglaterra) vio un gran beneficio en esta tendencia. Chloe Hyams contó al medio británico DailyMail que entró al mundo “sugar” para relacionarse con hombres mayores y obtener dinero. Con los beneficios económicos de estos encuentros, prefirió pasar de gastar en lujos y optó por ahorrar para pagar totalmente su carrera universitaria.

Chloe Hyams
Chloe Hyams

La alumna de 18 años, contó al medio que entró a estudiar psicología y neurociencia y que pretende convertirse en una profesional experta cursando un doctorado. “Decidí ser una sugar baby durante las vacaciones de verano antes de empezar la universidad, ya que estaba muy preocupada por el dinero y esto me pareció una opción muy atractiva”, expresó.

Para su ambicioso plan universitario, Chloé fija altas tarifas a sus sugar daddies y sale hasta con seis de ellos. “La cantidad que veo en un mes depende de mi horario de la universidad, mientras estoy estudiando voy a ver entre uno y dos al mes, sin embargo, cuando no estoy en la universidad, esa cantidad puede variar de cuatro a seis por mes”; detalló.

La joven realiza un trato mensual, en el que los hombres le pagan entre 1.500 y 3 mil libras al mes, o sea entre 1 millón 300 mil y 2 millones y medio de pesos chilenos. Chloe aseguró que sale entre dos y cuatro veces al mes con cada uno de los hombres. Respecto a sus sugar daddies, los describió como “hombres entre 35 y 50 años que trabajan en finanzas y/o el banco, que gustan de restaurantes caros”.

Chloe Hyams
Chloe Hyams

También aseguró que ella se ve a sí misma como una mujer joven, ambiciosa y atractiva, que tiene “clara sus metas y deseos y disfruta de la compañía de los hombres mayores y sabios, de quienes se puede aprender”.

Pero eso no es todo. La estudiante además es invitada a salir compras, a cenar y de vacaciones por sus sugar daddies, como también pide regalos ocasionales de muy alto costo. “Me han regalado artículos de lujo, incluyendo numerosas carteras de diseñador, zapatos, relojes, ropa y joyas”, contó y dijo que su firmas de joya favoritas son Tiffany & Co y Swarovski.

Chloe contó que ama el yoga, leer y los viajes. Para este último punto, ser sugar baby le ha ayudado: “Mi vida ha mejorado gracias a la cantidad de oportunidades de viaje que he experimentado desde que entré al ‘azucarero’, he viajado a varios lugares incluyendo Las Vegas y Asia”.

“Por ejemplo, fui a Grecia con un sugar daddy de alrededor de 35 años. Lo acompañé en un viaje de negocios, a alojarse en un hotel de lujo y a recibir una gran cantidad de dinero para gastos”, contó.

Chloe Hyams
Chloe Hyams

Aún así, no todo es “dulce” en la vida de la estudiante de psicología. Si bien admite que “la mejor parte es la libertad financiera” que su trabajo le permite, aseguró que “lo peor es recibir constantemente el juicio de amigos y familiares que no entienden completamente el concepto de estas citas”.

También aclaró que su papel como sugar baby es sólo de “compañía” y que, si bien actualmente está soltera, a futuro le gustaría entablar una relación amorosa “pero no con un hombre adinerado”.

Respecto a los peligros de su ocupación, la joven aseguró que en las primeras citas, siempre se reúne en lugares públicos con sus citas, y que constantemente comparte su ubicación a sus amigos durante estas reuniones.

En tanto, la joven destacó que la importancia de estas relaciones es el “beneficio mutuo” y que se debe ser muy selectiva a la hora de elegir un sugar daddy para no pillarse con un salt daddy (“papi” salado), término que ella misma inventó para los hombres que no califican como “sugar”.