Un triste caso dio a conocer la prensa estadounidense en los últimos días. Se trata de la historia de Pauline Randol (51), quien falleció a manos de un niño de nueve años, a quien había adoptado hace tres y con el compromiso de llevarlo a un tratamiento psiquiátrico para combatir sus problemas de violencia.
Según detalla revista People, Randol y su esposo Doyle habían decidido agrandar su familia en Detroit (EEUU), luego que sus hijas Harley y Reagan crecieran y se fueran a vivir a otra ciudad.
Fue así como, en 2016, el estado le concedió a ambos la custodia de un menor que en ese momento tenía seis años. El pequeño estaba bajo cuidado en un orfanato, al cual había llegado procedente de un hogar donde vivió con su madre, quien tenía adicción a las drogas.
Sin ir más lejos, el niño estaba con supervisión psiquiátrica al momento de ser adoptado, por lo que se sugirió a la madre conseguir un tratamiento con especialista, para que el menor se adaptara a su nueva realidad.
No obstante, los dos adultos no tenían recursos económicos suficientes para costear citas al psiquiatra, por lo que pidieron constantemente ayuda al estado.
“Mi mamá lo aceptó con todos sus problemas para cuidarlo como si fuera su propio hijo”, indicó Reagan, una de las hijas del matrimonio.
De acuerdo al citado medio, en dos años la familia no tuvo noticias sobre posible ayuda estatal para su nuevo hijo, quien evidenciaba problemas de conducta en la escuela donde estudiaba.
Fue así como, recién en mayo de este año, se le informó a la mujer que el sector público pagaría el 30% de un tratamiento para el niño, el resto debía desembolsarlo Pauline de forma particular.
Lamentablemente esto nunca ocurrió. El día en que el menor de edad tenía la sesión de evaluación psiquiátrica, él tomó un rifle que había en el domicilio y le disparó a su tutora legal por la espalda, la mujer falleció en el instante.
“La muerte de mi madre está en manos de personas que no educan en problemas mentales y que no escuchan cuando se les pide ayuda”, aseguró Reagan a los medios de comunicación.
Por lo pronto el niño, que ahora está cerca de cumplir nueve años, fue internado en un centro de menores, a la espera que se resuelva hacer con él en un futuro cercano.
Harley, la otra hija del matrimonio, indicó a People que su madre se había mostrado preocupada en 2019 por el deterioro cognitivo que presentaba el niño. “Estaba asustada de estar criando a un asesino en serie”.
Junto con eso la joven de 20 años precisó que, de acuerdo a los antecedentes que habían dado a la familia, los problemas psicológicos del niño se habían gestado por el consumo de anfetaminas que había efectuado su madre en el embarazo.
Por lo pronto, ninguna de las dos hijas tiene pensado pedir la custodia de su hermano adoptivo, aunque mostraron respeto por la decisión que tomó su madre hace tres años.
“Mi mamá lo adoptaría una vez más si pudiera, amaba salir de paseo y pescar”, concluyó Reagan.