El cuerpo humano es mucho más inteligente de lo que podríamos llegar a pensar, y de una u otra forma intenta demostrar la emoción que estamos sintiendo en un momento determinado.
Por lo general, dichas emociones son expresadas a través del lenguaje no verbal, el cual pasa prácticamente desapercibido para nuestros ojos inexpertos. Puede ser un gesto, una microexpresión o incluso un apretón de manos, lo cierto es que siempre habrá un pequeño detalle que delate lo que estamos sintiendo.
Los saludos de mano son, sin duda, uno de los más estudiados por los especialistas, quienes han descubierto que no sólo existen diferentes tipos de apretones, sino que además cada uno tiene su propio significado y puede hasta revelar desde el carácter de una persona hasta su estado de salud.
Una investigación de la ONG estadounidense PLOS (siglas de Public Library of Science), descubrió que la forma en que se da un apretón puede llegar incluso a ser un buen indicador de la edad biológica y del nivel educativo del interlocutor.
A continuación te contaremos los gestos más comunes que puedes identificar o que podrían revelar algo más de ti.
1. El pez muerto:
Este es sin duda el peor saludo que una persona puede recibir. Se trata de una mano que no tiene energía, que no se mueve ni tampoco aprieta a la otra persona, dando la sensación que estás tomando un pez resbaladizo y muerto.
El significado de este saludo puede ser entendido como la muestra de que una persona tiene una muy baja autoestima, y es de carácter pasivo y débil. Aunque también puede dejar entrever el poco entusiasmo de comenzar a entablar una comunicación con aquel que nos ha saludado.
2. Palmas sudadas
Las manos sudadas usualmente son signos de una persona que está nerviosa. Este es un efecto que no podemos controlar, pues cuando estamos en una situación de estrés el sistema nervioso a menudo se vuelve hiperactivo, generando sudor en las palmas.
Por supuesto que en una entrevista de trabajo esto puede ser el principio del fin, pero no todo está perdido: es posible recuperar la calma a través de ejercicios de meditación para relajarnos.
3. El guante
Usado generalmente por los políticos, este saludo se trata de sujetar la mano de su interlocutor entre sus dos palmas. Por lo general, se da al inicio del diálogo para demostrar la intención de tener una comunicación honesta, cálida y digna de confianza.
El problema es que los seres humanos somos desconfiados, y este gesto suele ser visto como algo forzado, lo que hace dudar sobre la sinceridad del mensaje.
Para determinar la veracidad del saludo sólo hay que fijarse en un detalle: si su mano izquierda se queda en tu mano, se trata de un saludo sincero. Por el contrario, si su mano sube a la muñeca, los brazos o el codo, está tratando de obtener algo de usted.
4. Controlador
Si al saludar usted siente que la otra persona la atrae hacia él con su mano o lo guía en una dirección diferente como una silla, entonces está frente a una persona que le gusta controlar todo.
Puede identificarlo también si éste mantiene su brazo demasiado rígido, lo que indicaría que además es agresivo en su afán de controlar cualquier interacción o persona que se encuentre en la habitación .
5. Apretón de dedos
Existen algunas personas que en lugar de dar la mano completa, sólo se limitan a entregar los dedos, incluido el meñique, para que el interlocutor sea quien realice la fuerza.
Aquí estamos frente a una persona insegura, que quiere mantener distancia y entrega el poder de la interacción al otro.
6. Trituradora de huesos
En contraposición al anterior, este saludo tiende a emplear un poco más de fuerza de la requerida. Es un apretón firme que si se encuentra con un interlocutor que también lo usa, puede llegar a dejar las manos rojas y una fuerte polémica.
Este saludo está diseñado para intimidar, por lo que si devolvemos el saludo de forma similar, aunque no con la misma intensidad, puede traer efectos positivos para la relación ya que demuestra valentía y confianza en sí mismo.
7. Mano encima
Este se podría explicar por si solo. En lugar de dar la mano en una posición vertical, la persona se las arregla para que sea horizontal de forma que su mano quede por sobre la del otro individuo.
Claramente aquí el interlocutor se cree superior al resto, y más poderoso que el promedio.
