En los próximos días recibiremos un nuevo año y con él llega el listado de deseos y metas que queremos alcanzar en el 2019. Uno de los más recurrentes en el mundo, es dejar de fumar… pero ¿cómo lograr esta difícil tarea?

Si bien no es nada fácil, los resultado serán muy buenos para la salud, pues de partida abandonar la nicotina ayudará prevenir padecimientos como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), bronquitis crónica, cáncer pulmonar, entre otros complejos problemas de salud.

Si quieres iniciar este camino, aquí te contamos algunos consejos.

Primero: reconocer si es adicto a la nicotina

Para saber si usted es realmente un adicto a la nicotina, que es la droga que produce la dependencia al tabaco, puede realizar el Test de Fagerström, una encuesta que consiste en seis preguntas, cada una asociada a un puntaje.

1. ¿Cuánto tiempo pasa entre que se levanta y se fuma su primer cigarrillo?

Hasta 5 minutos………………………… 3
De 6 a 30 minutos………………………. 2
De 31 a 60 minutos……………………… 1
Más de 60 minutos……………………… 0

2. ¿Encuentra difícil no fumar en lugares donde está prohibido (hospital, cine, biblioteca)?

Sí…………………………………………….1
No…………………………………………..0

3. ¿Qué cigarrillo le desagrada más dejar de fumar?

El primero de la mañana……………………1
Cualquier otro………………………………0

4. ¿Cuántos cigarrillos fuma al día?

Menos de 10 cigarrillos/día…………………..0
Entre 11 y 20 cigarrillos/día……………….…1
Entre 21 y 30 cigarrillos/día……………….…2
31 o más cigarrillos…………………………..3

5. ¿Fuma con más frecuencia durante las primeras horas después de levantarse que durante el resto del día?

Sí……………………………………………….1
No…………………………………………….. 0

6. ¿Fuma aunque esté tan enfermo que tenga que guardar cama la mayor parte del día?

Sí…………………………………………………1
No……………………………………………… 0

RESULTADOS

– Puntuación entre 0 y 4: El fumador es poco dependiente de la nicotina
– Puntuación de 5 a 6: El fumador tiene una dependencia media
– Puntuación entre 7 y 10: El fumador es altamente dependiente de la nicotina.

Entender los efectos dañinos en todo el cuerpo

Asimismo, Felipe Rivera, especialista broncopulmonar de la Clínica Dávila, indica que “prácticamente no hay órgano donde el cigarrillo no produzca algún tipo de daño”.

“En el pulmón, ya sea en la forma de la EPOC, bronquitis crónica, cáncer. Igualmente, en la lengua, boca, laringe, esófago, estómago, colon, páncreas y en la vejiga”, explica. Sin mencionar que también produce efectos negativos a nivel cardiovascular, pues quienes fuman tienen más probabilidades de sufrir infartos.

“También, a nivel vascular cerebral, aumentando las probabilidades de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV); junto a todo lo anterior, origina un detrimento vascular de extremidades inferiores debido a la falta de irrigación porque se tapan las arterias, entre otras consecuencias como la infertilidad en las mujeres y consecuencias en la piel”, añadió.

Algo más que voluntad

El especialista que estudió en la Universidad de Chile afirma que la voluntad es imprescindible para dejar de fumar; sin embargo, explica que ésta por sí sola únicamente permite que un 5% de las personas renuncie a este hábito. “La mayoría requiere algo más, como la terapia farmacológica, no farmacológica, o ambas”, afirma.

Rivera expresa que renunciar al hábito tabáquico implica más que recetar una tableta o un medicamento. “Se necesita de una terapia cognitivo-conductual, que abarca un cambio del estilo de vida“, asegura.

Ésta terapia consiste en que, a través de la consejería, se enseñan los riesgos de fumar y las ventajas de abandonar el tabaco. “Sin embargo, hay algunas personas que pueden necesitar fármacos, que impiden la acción de la nicotina a nivel del sistema nervioso central, ya sea reprimiendo la llegada o haciendo que el efecto a nivel del centro de placer no sea tan evidente”, comenta.

“También está la terapia de reemplazo de nicotina, que sustituye la enorme cantidad de ella que tiene el cigarrillo por sustancias con menor cantidad de esta droga y así se va disminuyendo la necesidad de nicotina cerebral”, explica.

Existen equipos médicos multidisciplinarios que pueden ayudar en esta tarea y que, generalmente, están compuestos por enfermeros, médicos, terapeutas, especialistas broncopulmonares, psiquiatras e internistas, entre otros.