El mundo está pasando por una gran crisis energética, con un alto riesgo de escasez. En este escenario, la gran mayoría de los países está apuntando a sustituir sus matrices energéticas por fuentes renovables y reducir su impacto ambiental.

El hidrógeno verde se perfila como una de las soluciones para el reemplazo de combustibles fósiles, el que incluso puede ayudar a exportar energía renovable entre países a través de sus derivados. De acuerdo con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde desarrollada por el Ministerio de Energía, este mercado puede llegar a superar los 2,5 TUSD.

Chile tiene las condiciones ideales para producir y exportar el hidrógeno verde y sus derivados y, según los datos de la misma estrategia, puede llegar a ser un sector económico tan importante como la minería y en base a recursos renovables.

Pero para que esto sea realidad es necesario hacer grandes inversiones, por sobre US$ 2 mil millones de capital para cada proyecto. Esto solo será posible con la participación de empresas privadas que permitan al Estado beneficiarse de royalties e impuestos para los proyectos sociales que tanto necesitamos como país. Como ejemplo, solo en el primer semestre de este año el Estado de Chile recibió por este concepto más de US$ 2 mil millones de las empresas productoras de litio.

El rol del Gobierno debe ser apoyar y fomentar de manera decidida y contundente que los primeros proyectos se concreten. Por ello, cuando leemos del acuerdo firmado entre el Ministerio de Energía y el Puerto de Hamburgo de Alemania, en el que no participan empresas privadas de Chile, se encienden algunas alertas y es inevitable relacionarlo con la intención del Gobierno de crear una empresa estatal para el desarrollo del hidrógeno, lo que desviaría grandes recursos públicos. Esa no es una buena solución. Deben ser los privados, al igual que en el litio, quienes hagan esas grandes inversiones y tomen ese riesgo. No hipotequemos también el futuro del hidrógeno verde para nuestro país.

Hermann von Mühlenbrock, expresidente de la Sofofa.

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