La propuesta de constitución presentada por la convención no une al país. Lo digo con dolor, porque creí en el proceso constitucional, porque tuve la esperanza que el trabajo de este grupo de 154 constituyentes cumpliría con la tarea de sanar las heridas del país y solucionar en buena parte las demandas que la gente exigió a partir de octubre de 2019.

La convención constitucional se convirtió, sin embargo, en todo lo que no queríamos. Pese a presentarse como auténticamente democrática trabajó con las ideas de un solo sector, marginando a quienes estaban al otro lado del espectro político. Pese a decir que sería la casa de todos los chilenos, la puerta se le abrió solo a los grupos identitarios, supuestamente independientes, que llegaron con agendas propias, pero no con la idea de unificar al país en un texto conciliador y equilibrado.

Esto a pesar de que este organismo iba a escuchar a la población, rechazó todas las iniciativas populares que emergieron desde la ciudadanía y que no eran propicias para su funcional interés.

¿Por qué este grupo no quiso discutir una Defensoría para las Víctimas o la inexpropiabilidad de los fondos de pensiones, si todas fueron iniciativas de norma presentadas a través del mecanismo que el reglamento definió como iniciativa popular de norma?

La respuesta creo que es clara. La convención tenía un camino definido desde que se instaló el 4 de julio de 2021. Y nunca se movió de ahí. Hoy vemos cómo una propuesta de texto que partió con un 78 por ciento de respaldo, tiene la mitad de ese apoyo en las encuestas.

La convención se hizo experta en atribuirle a la oposición y a las noticias falsas sus “miserias”, pero no es capaz de reconocer que el texto escrito está lejos de lo que la población anhelaba porque lo hace es dividir, crear distintos tipos de justicia, inestabilidad política por la opción parlamentaria de presentar iniciativas que eroguen gastos y dudas sobre si la vivienda será propia o “prestada” o si el sistema de salud y educación tendrá opción de elección.

La solución constitucional desgraciadamente no resultó. Y es hora de que nos preparemos a buscar otras alternativas en caso de que como todo indica el Rechazo sea la opción que triunfe el próximo 4 de septiembre.

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