Lamentablemente, continúa la guerra de Rusia contra Ucrania y cabe preguntarse cómo afectan en niños y niñas las noticias sobre el conflicto. En situaciones tan extremas es difícil evadir la contingencia; a pesar que padres, madres y tutores traten de no exponer a los menores de edad a este tipo de informaciones, siempre existirá la posibilidad de oír una conversación ajena o bien enterarse mediante Internet.

En este sentido, escuchar palabras como “guerra”, “bombardeo” o “invasión”, por supuesto que en niños tiene una connotación distinta que en adultos. Los primeros viven en un mundo sano, de espacios seguros, donde se juega, se comparte con otros; por lo tanto, si oyen de situaciones bélicas pueden llegar a sentir miedo, algo que hay que saber manejar, pues la sensación de amenaza afecta al estado anímico.

Si bien es cierto que niños y niñas del mundo occidental no viven directamente lo ocurrido en la zona de conflicto, de todas maneras debemos estar atentos a lo que los menores de edad están consumiendo en las pantallas. Más aún considerando cómo el confinamiento a raíz del covid-19 dejó un precedente en la salud mental infantil; hoy, la guerra perfectamente puede reafirmar la idea de que el mundo quizás no era tan seguro como antes.

¿Qué hacer, entonces, si niñas o niños nos consultan sobre la guerra? Lo primero es nunca negar la realidad; lo ideal es responder cualquier duda, entregando confianza, seguridad y sosiego; explicarles que en toda situación de crisis existen grupos que buscan solucionar los conflictos, ya sea entre personas o países. También es importante reforzarles que los hechos son transitorios y que muchos niños y niñas están siendo protegidos en espacios seguros.

Ahora, en caso que un niño manifieste una respuesta exacerbada tras este conflicto, es necesario que como adultos enfrentemos el hecho implementando rutinas de ejercicio y relajación a través de meditaciones que incluyan la ‘imaginería’, es decir, invitar a los niños a imaginar un mundo seguro en el que puedan ver colores, personas tocando instrumentos musicales en un ambiente alegre y con olores dulces. Esto sin duda permitirá que la experiencia compenetre.

Claudia Sepúlveda, psicóloga en Centro Monteverde del Parque Comercial Puertas de Chicureo.

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