La evidencia científica es contundente: las vacunas salvan millones de vidas cada año.

Con niños esclavos que sirvieron de portadores del virus, a comienzos de 1800 se realizó una expedición que recorrió las colonias de América y Asia de España para inocular contra la viruela. Se la llamó la Expedición Filantrópica de la Vacuna. Fue considerada “la mayor hazaña médica de la Corona” y quiso dar respuesta a la mortalidad en la población y las consecuencias económicas que provocaba esta enfermedad.

Los números de este mal eran devastadores: provocó 60 millones de muertes en Europa en el siglo XVIII y los sobrevivientes quedaban con graves secuelas como la ceguera. Una enfermedad que solo querían dejar en el pasado.

Hoy la viruela es eso: parte de la historia. La vacunación se ha convertido en una de las herramientas más efectivas para prevenir enfermedades infecciosas y reducir la mortalidad infantil.

Los movimientos antivacunas están poniendo en riesgo la salud pública

El sarampión es otra enfermedad altamente contagiosa, lo que significa que una persona infectada puede contagiar a muchas otras. En Chile, en el año 1993, se eliminó esta enfermedad, todo gracias a la política pública de la vacuna. En el continente este desafío se logró recién en 2017.

En la Expedición Filantrópica de la Vacuna, el proceso de inoculación no fue fácil. Había mucho rechazo frente a este líquido inyectable y desconocido. Los reportes históricos dicen que la iglesia jugó un rol importante para convencer a las personas. Es curioso. Dos siglos después, y pese a que hoy en día manejamos evidencia científica, el rechazo también existe.

La infodemia está poniendo en riesgo las consecuencias positivas de la inoculación masiva. Los movimientos antivacunas están poniendo en riesgo la salud pública.

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Noticias como los brotes esporádicos que están apareciendo de sarampión deben preocuparnos. Y ocuparnos. Para evitarlos, es fundamental que, al menos, el 95 % de la población esté vacunada. En Chile la cobertura de primera dosis contra sarampión en 2023 fue de 94,5% y la segunda dosis fue del 72%. En cuanto a contagios, desde el 2009 al 2023, se ha registrado un total de solo 53 casos.

Las vacunas son seguras y efectivas

En varios países, la disminución de las tasas de vacunación ha permitido su reaparición. Debemos evitar que lleguemos a escenarios alarmantes, como el que ocurrió en Europa en 2018, cuando se reportaron más de 82,000 casos de sarampión y 72 muertes. Las regiones más afectadas coincidieron con aquellas donde la vacunación había descendido, demostrando que la desinformación promovida por los grupos antivacunas puede tener consecuencias mortales.

Otro ejemplo grave se dio en Venezuela en 2017, cuando la caída en la cobertura de vacunación provocó un brote de difteria, con más de 1,600 casos y 160 muertes. Estos eventos evidencian cómo el debilitamiento de los programas de inmunización puede desencadenar crisis sanitarias.

La realidad es clara: las vacunas son seguras y efectivas. Los efectos adversos graves son extremadamente raros (menos de 1 en un millón de dosis), mientras que las enfermedades que previenen pueden causar complicaciones severas, como encefalitis y neumonía.

Negarse a vacunar no solo pone en riesgo a quien toma la decisión, sino a toda la comunidad. La evidencia científica es contundente: las vacunas salvan millones de vidas cada año. Más peligrosa es la desinformación. Esa sí que pone en juego la salud de las personas y socava una de las herramientas más poderosas de la salud pública que es la vacunación.

Es momento de hacer una nueva hazaña médica. Reconquistar y demostrar los beneficios y la importancia de mantener las vacunas.