Para que puedan ejercer este derecho a estar informados, se necesita una comunicación de calidad en diversos temas. En eso los medios tenemos una gran responsabilidad, pese a que es una batalla desigual al compararse con los espacios digitales.

La niñez y la adolescencia son períodos fundamentales en la vida del ser humano. Además del crecimiento físico, cognitivo, emocional, también ocurre el social. El impacto del entorno es profundo y adquieren de ahí formas de relacionarse con los demás desde edades tempranas. En eso hay bastante acuerdo.

Sin embargo, las opiniones difieren cuando hablamos de su participación informada en aquello que les afecta. Queramos o no, si aquello que ven y escuchan moldea su día a día, entonces vale preguntarse por qué es realmente importante que ellos y ellas ejerzan su derecho a estar informados y qué implicancias tiene.

Al igual que los adultos, durante los primeros dieciocho años de sus vidas se vinculan con los demás y van creando cultura y sociedad. Lo hacen en un espacio incierto, que les entrega menos herramientas de las que se necesitan para reflexionar sobre lo que les ocurre a diario.

Sin duda, en esto pesa aún que tenemos una baja alfabetización en medios en el currículum escolar chileno, donde se hace necesaria una mirada de análisis crítico, tal como evidenció el periodista y catedrático español José Manuel Pérez Tornero en los inicios del siglo XXI.

Cuestiones de índole cultural que también influyen

Olvidamos que más allá de nuestro cuidado, en sus espacios reales y virtuales, niños, niñas y jóvenes toman constantemente decisiones que afectan sus vidas y las de los demás, a la vez que inciden directamente en el desarrollo de su identidad.

Que esas decisiones sean informadas, que sepan qué hacer y qué no, que valoren la libertad de expresión, el respeto hacia el otro, además de promover su desarrollo cognitivo, potencia su capacidad de análisis crítico y mejora sus habilidades sociales.

En muchos casos, es el poder que les da el conocimiento el que los protege de quienes buscan vulnerarlos.

Para que puedan ejercer este derecho a estar informados, se necesita una comunicación de calidad en diversos temas. En eso los medios tenemos una gran responsabilidad, pese a que es una batalla desigual al compararse con los espacios digitales. Vamos por parte.

La información en Internet

Hoy aparece como una contradicción que el acceso a la información ilimitada y sin filtro en internet sea una de las preocupaciones de los adultos, dado que son estos mismos quienes les entregan la llave para abrir esa puerta y cada vez a edades más tempranas.

Según la última encuesta Radiografía Digital, como promedio a los 8,1 años se les compra el primer dispositivo móvil, pese a que esos mismos padres, madres y cuidadores indican que a los 10 años debería ser la edad ideal.

Esto hace más relevante que existan espacios mediados, donde puedan aprender a discriminar la información, a ser responsables en el autocuidado, entender que pese a los algoritmos hay más que descubrir, que hay otras realidades diferentes a las que logran ver.

Debemos considerar que informar a los grupos de estas edades no es exactamente igual que a los adultos. Además del leguaje simple, suficiente y adecuado, es importante tomar en cuenta sus temas de interés al mismo tiempo de estudiar las formas de presentarles aquello que desconocen o que derechamente no les interesa (por muy relevante que sea).

La tarea ahí está en conectar, considerando cuáles son sus preocupaciones, dónde son protagonistas hoy, donde se están convirtiendo en agentes de cambio, además de acercar los contextos y procesos que dan origen a las contingencias.

Esta es una manera efectiva de romper estereotipos y de disminuir las creencias que limitan sus genuinas aspiraciones de mejorar sus vidas, dado que en los medios mayoritariamente la presencia de niños, niñas y adolescentes se da en cuestiones de vulneración, usándolos como dispositivos emotivos o en ámbitos relacionados a la inseguridad ciudadana.

¿Por qué incomoda este tema?

El derecho a estar informados permite la participación genuina y se potencia con el valor de ser oído. Estos tres derechos generan un interesante triángulo de empoderamiento cívico que no se puede dejar para el futuro porque, de fondo, se conectan con valorar y construir la vida en democracia. Además, hoy la ley de Garantías y protección de Derechos de la niñez y adolescencia nos desafía en ello.

¿Por qué incomoda este tema? Tal vez por miedo. Tal vez por ignorancia. Tal vez porque creemos que si decidimos todo sobre ellos y ellas sin sumarles, tendrán una niñez más feliz.

Lo que hemos visto desde NTV es que el mejor camino para contribuir en lo anterior es involucrar y crear en conjunto con la niñez y adolescencia, lo que cobra especial validez en el semanario ¿Qué Sucede?

Este informativo que ya tiene su segundo año al aire, nos ha permitido comprobar que todos los temas se pueden abordar y que niños, niñas y adolescentes tienen la capacidad para comprender cuestiones que incluso para los adultos se vuelven complejas.

Un lugar que les respete

Hemos tenido la oportunidad de tratar asuntos relevantes a nivel país que les afectan directa o indirectamente, como procesos de inflación. Lo mismo con algunos temas internacionales, como las guerras.

Les podemos ver en otras dimensiones, donde son el motor del contenido, donde entienden el ejercicio responsable de sus derechos y lo comunican, donde su autonomía se respeta al tiempo que se valora el rol de guía de los adultos en sus vidas y las de quienes los rodean.

Es posible construir un lugar que les respeta, basados en políticas editoriales claras y públicas que están al servicio de cubrir este vacío.

Lo satisfactorio es que lo agradecen, porque la información les da el poder de entender las distintas dimensiones en que transita la humanidad y los ayuda a convertirse en ciudadanos más integrales, independiente de la edad que hoy tengan.