A un mes de la extraña emanación de un olor desconocido -que obligó a evacuar un centro comercial y clínica en el Gran Concepción- la investigación fue cerrada sin resultados. Aquí, la historia de una de las hipótesis investigadas.

La noche del 3 de agosto pasado, frente a la altura de Punta de Parra, el buque petrolero Monte Toledo, comenzó el trasvasije de crudo desde sus bodegas hacia la nave Cabo Victoria. Una faena que buscaba hacer posible que el petróleo pudiera llegar en una embarcación que permitiera descargar en el muelle de Enap en San Vicente.

Pese a que durante el año se han llevado a cabo cerca de 150 de estos procesos conocidos como “alijes”, el del 3 de agosto pasado no era uno más. El Monte Toledo, había completado una larga navegación desde Medio Oriente hasta las costas del Bío Bío, almacenando en su interior un petróleo procedente de Irán, conocido como “Iranian Heavy”, con altas concentraciones de ácido sulfhídrico, que contiene más de 100 partes por millón, muchísimo más del crudo que se refina habitualmente en nuestro país.

Este fue el motivo por el cual, durante varios días no se le autorizó el alije de parte de su carga a la nave Cabo Victoria, de propiedad de Enap, hasta que se comprobara que se cumplirían todos los requisitos exigidos para una operación que involucrara este tipo de petróleo. Cumplidas las peticiones hechas por la Armada, finalmente, se autorizó el trasvasije para el primer fin de semana de agosto y la operación comenzó la noche del viernes 3.

Itinerario Monte Toledo | Vessel Finder
Itinerario Monte Toledo | Vessel Finder

Mientras la operación para mover el petróleo iraní se llevaba a cabo en el mar, la tarde del sábado se produjo un episodio que aún mantiene en jaque a la autoridad sanitaria.

Ese 4 de agosto, el Monte Toledo descargó cerca de la mitad de su capacidad en la operación de alije al Cabo Victoria que navegó al norte a otra refinería de la estatal, mientras el tanquero iraní descargó en San Vicente y dejó aguas nacionales.

David Mackinnon | Marine Traffic
David Mackinnon | Marine Traffic

Pese a que todo se desarrolló sin incidentes, de acuerdo a lo afirmado por Enap y la Autoridad Marítima, la operación fue puesta en tela de juicio cuando cientos de personas fueron evacuadas del Mall Trébol y de la Clínica Bío Bío debido a un fuerte olor a gas, que este viernes la Seremi de Salud informó que no pudo precisar su origen.

Pese a encontrarse a más de 15 kilómetros del centro comercial, frente a las costas de Punta de Parra, en redes sociales la presencia del tanquero fue mencionada como posible causa de la emanación, algo que fue investigado y descartado por el sumario sanitario.

Alertado de la situación, esa misma tarde el capitán de puerto de Talcahuano, Oliver Spichiger, decidió embarcarse en una patrullera naval rumbo al punto de alije, que se desarrollaba bajo supervisión y con una zona de seguridad restringida.

“Cuando supimos lo que estaba pasando, fuimos a chequear lo que estaba pasando a bordo de estas naves. Ahí pudimos chequear los parámetros que nos dio el capitán del buque y lo que pudimos observar en terreno es que no hubo alteración al normal funcionamiento de esta actividad”, precisa Spichiger.

Evacuación en mall de Talcahuano | Archivo | Sergio Osses (RBB)
Evacuación en mall de Talcahuano | Archivo | Sergio Osses (RBB)

El funcionario asegura que estas operaciones son por completo herméticas, no existe la posibilidad de fuga, y que aunque no se puede descartar por completo que el capitán haya efectuado una maniobra de “venteo” (ventilación del barco), éste había solicitado autorización para ello, la que no se le concedió.

“Es muy poco probable, porque nosotros después enviamos a chequear estos parámetros cuando el buque se fue a San Vicente, solicitamos además los informes correspondientes a Enap. Todo se hizo de acuerdo a los parámetros normales”. asegura.

Spichiger agrega que el ácido sulfhídrico es un elemento que se mantiene a nivel de suelo por lo que, de haber emanado, necesariamente debería mantenerse en el barco y su tripulación haber acusado los efectos de una concentración tóxica.

La Empresa Nacional del Petróleo también indicó a Radio Bío Bío que todas las maniobras de trasvasije se efectuaron utilizando circuitos cerrados, con permanente monitoreo ambiental en línea y con registros de que, durante la operación, no existió la emanación de gases atribuibles a lo ocurrido ese fin de semana.

Itinerario del Cabo Victoria | Marine Traffic Itinerario del Cabo Victoria | Vessel Finder

Un petróleo incómodo

Más allá de la falta de elementos concretos que permitan vincular estas operaciones de trasvasije a los episodios de malos olores en el Bío Bío o incluso en Quintero, fuentes de Enap reconocen que causó sorpresa el hecho de adquirir petróleo de estas características que además se considera de menor calidad, no apto para refinar cualquier combustible.

Estas mismas fuentes aseguran que el cargamento obedece al pago de una deuda que la estatal petrolera iraní tendría con nuestro país por un bloque explorador, y que el pago que ascendería a unos 40 millones de dólares implica el futuro envío de dos o tres barcos más con el mismo crudo. Una operación bastante inusual, si se considera que hace ya 16 años se había paralizado la compra de crudo proveniente de Irán a nuestro país.

Réplica de Enap

Enap se comunicó con BioBioChile para informar sus apreciaciones respecto de este reportaje. En primer término, reiteran que no tienen responsabilidad con el evento ocurrido el 4 de agosto y que la operación de alije fue normal.

Según la empresa, el trasvasije de crudo de un buque a otro se hace en un ambiente hermético, lo que a su juicio impide una emanación.

Junto con ello, se hizo hincapié en que no habrá nuevos embarques de crudo conocido como Iranian Heavy.