La viuda de Hans Knopke, sargento segundo de Carabineros que fue asesinado junto a un compañero en medio de una persecución policial en la ruta D-43, en 2016, reconoció que estos años han sido difíciles, pero al ser también carabinera, le ha ayudado a enfrentar este hecho.

A más de seis años del fatal atropello de dos Carabineros en la ruta D-43, en medio de una persecución policial, la viuda de uno de los funcionarios asesinados, el sargento 2° Hans Knopke, rompió el silencio para dar un testimonio de vida y compromiso, justo en momentos en que la institución ha perdido tres de sus miembros a manos de delincuentes, en menos de un mes.

Se trata de la sargento 1° María Cecilia Zepeda Palma, quien concedió una entrevista a Diario El Día, donde da cuenta del trabajo que realiza en la institución.

Asimismo, abordó la extrema situación que le tocó vivir junto a sus dos pequeñas hijas y cómo percibe la situación cuando un uniformado pierde la vida en actos de servicio.

-¿Quiso siempre ser uniformada?

No, fue una instancia que se dio en la juventud y me gustó la labor que hacían, por lo que postulé y quedé de inmediato.

-¿Cómo se conoció con su esposo? ¿Fue en la institución?

Sí, lo conocí cuando era carabinera alumna. Él era un año y medio más antiguo que yo y había egresado recién, mientras yo ingresaba al curso de formación. Él me vio y con unas compañeras de curso se consiguió mi teléfono. Eso fue en Santiago, en la Escuela de Formación de Carabineros.

-¿Qué planes tenía con su esposo?

Nuestros planes eran ser felices, porque él era una buena persona, aunque nada (de él) me llamó la atención, porque me cargaban los rubios (ríe). Siempre le decía a mi mamá ‘nunca me voy a casar con un rubio’, y me casé con uno de ojos azules. Éramos polos opuestos, yo morena y él rubio, descendiente de alemanes. Tenía su personalidad, era buena persona, siempre fue buen amigo, buen yerno. Nosotros nos casamos muy luego. Yo tenía 19 años y él 21. Cuando salí del curso me destinaron a Rengo y él estaba en Santiago. En esa época le dije que termináramos, principalmente por la distancia. Pero a los dos días me pidió matrimonio.

-Usted tiene dos hijas.

Sí. Mañana (hoy) mi hija cumple 12 años. Es preciosa y mi hija menor tiene ocho.

-¿Cómo vivió ese momento de tener que comunicarle a su hija mayor que su papá no volvería?

Tenía 5 años y no le dije. Se enteró porque vio a su papá en una cajita. Cuando pasaron los hechos, más que haber quedado viuda, me sirvió mucho ser carabinero y mi preocupación máxima era cómo le iba a decir a mis hijas que su papá no iba a volver.

-¿Ha sentido odio contra los responsables de la muerte de su marido?

No, porque yo tuve dos opciones: sentir odio o pena, y decidí la pena. Porque cuando uno es mamá quiere criar niños con valores y que sean un ejemplo para la sociedad. Y mis niñas son buenas, de buenos sentimientos.

-¿Cómo ha ido reconstruyendo su vida personal y familiar?

De a poquito. Con las niñas, con el apoyo de mi papá, de muchas personas que me quieren. Con mis amigos que me han apoyado hasta el día de hoy, pero el pilar fundamental es mi padre en este caso, También mi hermana, mis tías por parte de mi papá, porque mi mamá, a raíz de todo esto, falleció luego, de pura pena. Fueron muertes seguidas. Nunca se pudo recuperar de la pérdida.

“Cuando muere un carabinero, se mata al país nuevamente”.

-¿Por qué decidió entrar a una institución donde se pone en riesgo la vida?

Uno nunca piensa que va a perder la vida en la institución. Creo que todos entraron por convicción, con vocación de servicio, de querer hacer el bien a la sociedad y nunca vamos a pensar que vamos a perder la vida haciendo lo que nos gusta, nuestro trabajo.

-¿Qué quiere para sus hijas? ¿Cómo las ve en el futuro?

Yo quiero que sean niñas felices, que estudien lo que quieran y para mí va a estar bien. Quiero que sean unas niñas felices, nada más.

-Cuando se entera del asesinato de un carabinero, ¿qué le ocurre personalmente? ¿Cómo lo reflexiona?

Cuando muere un carabinero, se mata al país nuevamente. Cuando muere un carabinero es sangre de una familia que está derramada por defender a la sociedad. O, a veces, ni siquiera tiene tiempo para defenderse, como le ocurrió a Hans. Él no tuvo derecho a la vida. Entonces es doloroso. Para Carabineros estos hechos son muy dolorosos y para las familias de los mártires más aún, porque vivimos eso. Yo sé como es el protocolo, la llamada que reciben, sé todo lo que viene después y los efectos colaterales que una tiene que enfrentar como familia.

“Necesitamos que nos respalde la ley, porque no andamos con miedo”

-Usted está en el área de admisión de Carabineros. ¿Qué le significa estar recibiendo a los postulantes?

Me encanta lo que hago. Trabajar ahí, ver que hay jóvenes que quieren pertenecer a esta nueva generación de Carabineros del Centenario. Para nosotros es más que importante, porque necesitamos jóvenes buenos, que quieran ser servidores públicos. Tienen que tener claro eso y su vocación, pero me encanta recibirlos, orientarlos. Cuando ya son egresados o son llamados a curso es muy emocionante.

-¿Cómo valora las nuevas facultades que les están otorgando a Carabineros, especialmente en el uso de su arma de servicio?

Como carabineros siempre necesitamos que nos respalde la ley, porque no andamos con miedo. Los Carabineros somos hombres y mujeres valientes, que estamos dispuestos a dar la vida por el país y que nos estén apoyando con leyes es un gran respaldo hacia nosotros como uniformados, porque ahora sí vamos a ser más autónomos en nuestro actuar, porque tenemos algo que nos respalda.

En el juicio de Hans quedó comprobado que un vehículo sí puede ser usado como un arma y, por ende, todo el que atente o atropelle a un carabinero va a ser juzgado por homicidio y no por cuasidelito de homicidio, y eso es muy importante.

– ¿Cree que debería volver la pena de muerte?

No soy quién para quitarle la vida a alguien. Eso hay que dejárselo a los legisladores.

-¿Ha visitado el lugar donde ocurrieron los hechos?

Sí, con mis hijas, hay una animita. Cuando vamos a Ovalle siempre pasamos por ahí, así que lo pasamos a buscar y después a dejar. Pasamos, pero es un lugar que a mis hijas no les gusta, pero yo voy porque hay mucha gente que les tiene cariño, que los aprecia hasta el día de hoy y le mantienen intacta su animita. Les ponen flores, le hacen mandas. Pero voy para ver más como está, si falta algo, pero no es un lugar que me traiga buenos recuerdos.

-¿Cómo vive el cariño que les entrega la gente? Por ejemplo, ¿para el 27 de abril, Día del Carabinero?

A mí me encanta, porque hay mucha gente que nos tiene cariño, que valora nuestro trabajo y eso para los 60 mil hombres y mujeres que componemos esta institución es muy satisfactorio. No es solamente el 27 de abril, es todo el año el cariño.

-¿Qué les diría a sus compañeros?

Me gustaría darles un mensaje. Que todos nosotros hacemos nuestro trabajo con mucho cariño y vocación, que tenemos el respaldo de la comunidad y, ahora, de la nueva ley que se promulgó, la Ley Nain-Retamal, que fue muy importante para nosotros, porque conozco también a la viuda del suboficial Naín. Somos amigas y fue muy importante para ella y sus hijos que hubiera este respaldo, y para las familias de los mártires de Carabineros. Para todos los que han perdido la vida en manos de delincuentes no hay perdón ni olvido. Con esa frase me quedo, porque para nosotros no habrá nunca perdón ni olvido de los hechos. Quiero agradecer a mi institución igual, porque durante estos casi siete años siempre he tenido el respaldo de ellos. De mi mando directo y de los mandos que han ido llegando. Siempre nos han apoyado para seguir en esta institución.