Carlos Grant fue uno de los primeros en dar a conocer que el coronavirus había llegado a Chile. El médico de 64 años fungía como director del Servicio de Salud Concepción, organismo del que depende el Hospital Regional de la capital del Bío Bío.

Ese mismo centro de salud fue el que un lejano marzo de 2020 procesó la primera muestra proveniente de Talca. Paradójicamente fue ese mismo virus el que meses más tarde terminaría costándole la vida a él a y otros 24 colegas de profesión.

Uno de ellos corresponde a Andrés Boltansky, destacado nefrólogo de la Clínica Dávila y miembro de la Sociedad Chilena de Trasplantes, quien falleció el pasado 20 de diciembre a sus cortos 48 años.

Hoy, sus familias los recuerdan y comparten algunos de los momentos e historias que marcaron sus vidas, así como las cualidades que los definieron todos estos años al servicio de la medicina en el país.

El viaje sin retorno de Carlos Grant

Carlos Grant provenía de una familia de médicos con un gran impacto en la región del Bío Bío. No por nada el Hospital Regional de Concepción lleva el nombre de su abuelo, Guillermo Grant Benavente, pionero en la medicina local.

Hoy, la esposa de Carlos, Adela Conte (“Tita” para quienes la conocen), lo recuerda con emoción como un hombre con gran compromiso y convicción: “Todo lo que hacía, en nuestro matrimonio y en el trabajo, en la vida diaria, lo hacía realmente todo con mucho amor. Con un compromiso impresionante”.

“El mayor orgullo de mi vida, es ser su hijo. Llevar su nombre nunca ha sido tarea fácil, porque para mí siempre será mi mayor referente y mí ejemplo a seguir”, admite, en tanto, Carlos Grant Conte, hijo del difunto médico.

Carlos Grant del Río fue alumno de la Universidad de Concepción, donde se recibió como médico cirujano en 1981. Se especializó en endocrinología y nutrición en la Universidad Autónoma de Madrid, graduándose en 1987, y tres años más tarde recibió su grado doctoral en Medicina y Cirugía por la misma universidad.

Desde entonces no paró. Ingresó al cuerpo académico de la Universidad de Concepción y en 2014 se convirtió en profesor titular. Fue coordinador de campos clínicos de la Facultad de Medicina, vicedecano entre 2011 y 2014, y director del Centro de Vida Saludable entre 2016 y 2018.

En 2018 asumió como director del Servicio de Salud de Concepción, labor que lo acompañó hasta sus últimos días.

“Me gustaría que lo recordaran por ser una persona comprometida con la salud, comprometida con las personas, comprometida con su familia. Eso es lo que marcó su vida y así me gustaría que fuera recordado”, expresa su esposa.

Y agrega: “Él se comprometía y lo hacía con convicción, y su mejor cualidad era la nobleza. Mi marido era una persona muy noble, era capaz de darse cuenta de las diferencias que había entre las personas, era capaz de reconocer sus errores, y eso muy poca gente lo tiene”.

“Mi papá al lugar que llegaba nunca pasaba desapercibido. Destacaba por su alegría, bueno para el chiste, pero por sobre todo, por la capacidad que tenia de transmitir calma y tranquilidad en los momentos de desesperanza y miedo”, complementa su hijo.

Durante la pandemia, el Servicio de Salud de Concepción jugó un rol estratégico en la contención del covid-19. En ese sentido, la dirección del doctor Carlos Grant fue clave en la coordinación de las redes asistenciales y los insumos para combatir el virus.

Entre ellos está la instalación del Hospital Modular en la Universidad de Concepción, la gestión de camas críticas y el abastecimiento de ventiladores mecánicos.

No obstante, Adela Conte manifiesta que todo se trató de un proceso muy duro, “sobre todo es duro también cuando a veces la gente habla de más”.

“Varias veces mataron a mi marido en las redes sociales o por las noticias. Autoridades que hablaban de que era por fraude, que no quería dar la cara, en las condiciones en que estaban las cosas, y eso también duele. Así que todo ese período fue muy duro” expresa.

La ahora viuda del doctor recuerda algunas de los pasajes que compartieron, especialmente durante esos últimos meses. “Son millones las memorias. No podría elegir una. Le gustaba mucho viajar, compartir con su familia. En esta pandemia, como no salimos de vacaciones, ni salíamos ni a la esquina”.

“Siempre nos dábamos, aunque sea una época del año para salir juntos, y eso le faltó. Nos faltó salir juntos, nos faltó viajar. Todos los días me decía ‘que tengo ganas de viajar"”, recuerda.

Conte menciona además la cercanía que el doctor tenía con sus seis hijos: “Al principio era un desastre, le tenía miedo a los niños chicos”, dice, “pero con los años fue muy amigo de sus hijos, era un verdadero compañero para ellos”.

A dichas palabras se suma lo mencionado por Carlos Grant Conte: “Mi papá fue todo lo que para mí conlleva ser un hombre íntegro. Él fue un marido incondicional, un papá excepcional, un amigo fiel y un profesional que dio su vida por el servicio público”.

Y sentencia: “Sin lugar a dudas, su mayor legado fue la familia, con él aprendimos qué es lo más importante en la vida, y que mientras estemos unidos, podremos soportar cualquier pena y dificultad”.

En noviembre de 2020, luego de un segundo PCR de confirmación, Carlos Grant fue diagnosticado con coronavirus. Si bien siempre siguió las recomendaciones sanitarias, sus antecedentes de salud le jugaron en contra y en diciembre tuvo que ser ingresado en la UCI del Hospital Regional de Concepción.

Falleció el domingo 10 de enero por la mañana. Sus últimos momentos fueron tranquilos, según relata su esposa, quien menciona además la paz que ella sintió al tener la oportunidad de despedirse de él, por su puesto siempre respetando todas las medidas sanitarias.

“A pesar de los pesares, fuimos unos grandes afortunados porque lo pudimos velar. Pudimos hacer un funeral familiar. Y fue hermosa la despedida que le hizo la ciudad de Concepción”, rememora.

Sin embargo, es una herida que continúa abierta. “Fue duro, porque nunca pensamos que esto iba a pasar, todavía creemos que está de viaje y que en cualquier momento va a regresar”, expresa.

Así, el doctor Grant se convirtió en la primera autoridad sanitaria de Concepción en sumarse a la larga lista de fallecidos en la zona, la cual hasta la fecha supera los mil casos en la región.

“Lo único que puedo agregar de esta pandemia es que le puede pasar a cualquiera” advierte Adela. “Fuimos una familia que nos cuidamos bastante y, sin embargo, el virus llega por cualquier lado. No sabes cómo, no sabes por qué, no sabes cuándo. Así que hay que cuidarse, encomendarse a Dios, y esperar que todo marche lo mejor”, reflexiona.

“Como familia estamos agradecidos de todas las muestras de cariño y apoyo que hemos recibido. El ver todos los homenajes que se le han hecho, nos hace la pena más llevadera y nos hace sentir que muchas personas pudieron disfrutar de la tremenda y excepcional persona que fue”, agrega su hijo.

Última foto del doctor Carlos Grant con su familia | Cedida a BBCL

“Me van a entubar, te amo”: la despedida de Andrés Boltansky

Si bien aún están afectados, la familia del reconocido médico Andrés Boltansky (49 años) ha entendido que la vida tiene que seguir, ahora lidiando con su ausencia tras su muerte el 20 de diciembre del año pasado.

Especialista en nefrología, toda su vida quiso dedicarse a la Medicina para ayudar y estar cercano a las personas, principalmente por su consciencia social.

Tanto así, que cuando terminó se fue a Llay Llay como médico de zona, para luego hacer una beca en medicina interna y después una beca autofinanciada de nefrología, trabajando duro y haciendo turnos en el hospital San Juan de Dios.

Pero comprometido por lo que hacía, tuvo la oportunidad de formar un grupo de trabajo en la Clínica Dávila hasta su última pasión, que fueron los trasplantes, tratando de darle vida a las personas con insuficiencia renal terminal.

Según cuenta su madre, Pola Brenner, “él en realidad podría haber trabajado en el lugar que quisiera porque tenía currículum. Estaba muy sensibilizado con el tema social y los pacientes, esa era su característica más importante, de entregarse por entero a la medicina y sus pacientes”.

“Yo creo que el era muy entregado, de hecho a todos sus pacientes les daba su teléfono, lo llamaban en cualquier momento, era una relación muy natural con la gente”, añade su esposa, la también médico Paola Gallardo.

Por lo mismo, había presentado una serie de proyectos para mejorar la situación de los trasplantes en Chile.

“Él se dio cuenta que había cada vez menos donantes de órganos, entonces trabajó en el tema del donante vivo y donante cruzado, que fue un proyecto que él empezó en Chile y que está a la espera de una ley para echar a andar la idea”, relata Brenner, quien además es académica y presidenta de la Sociedad Chilena de Control de Infecciones y Epidemiología Hospitalaria.

Su esposa coincide en que “siempre profesionalmente lo que más abogaba era que aumentaran los trasplantes de donante vivo en Chile, porque eso permitía, entre otras cosas, no depender de la donación de órganos de cadáver. Y como había buenos resultados en otras partes del mundo, era un defensor de esa técnica”.

Nadie sabe cómo se contagió, aunque posiblemente fue atendiendo a sus pacientes con covid-19, pese a las estrictas medidas de seguridad que tomó, especialmente pensando en no contagiar a su esposa y sus dos hijos.

“Era muy cuidadoso en sacarse la ropa de trabajo antes de llegar a la casa, sacarse los zapatos, ducharse inmediatamente y de ahí tomar la vida más doméstica, ese cuidado siempre lo tuvo”, relata su esposa, que se desempeña como siquiatra.

Y es que pese a todas sus actividades, Andrés no descuidaba a su familia, especialmente al más pequeño de 6 años, que tiene un trastorno del espectro autista . “No sé cómo lo hacía, pero lo lograba, los niños lo querían harto, tenía tiempo para ir a sus actos, se organizaba de alguna forma, él los quería mucho y los cuidaba mucho también”, agrega Gallardo.

Ambos se conocieron en Llay Llay en 1997, en una historia de amor que se prolongó pese a que generalmente quienes realizan sus internados dejan de verse al volver a Santiago. No obstante, Paola y Andrés continuaron juntos y se casaron en el 2000.

“Íbamos a cumplir 20 años de casados en enero, el 20 de enero, y el falleció el 20 de diciembre”, señala su esposa, con un dejo de tristeza en la voz.

Cuando presentó los síntomas del covid-19, nadie sospechó lo rápido que iba a deteriorarse su condición, ni tampoco la grave enfermedad que estaba padeciendo y que terminaría con su inesperado desenlace.

“El tuvo fiebre una noche y al día siguiente amaneció mejor y se tomó un PCR, que le salió positivo. Ni yo ni nadie nos imaginamos que esto iba a derivar en un cuadro grave, y menos que se iba a morir”, señaló su madre.

“Para nosotros fue horroroso, fue tan inesperado, tan triste. La muerte de una persona siempre es horrorosa y creo que nadie puede entenderlo, a menos que lo haya vivido”, agrega.

“Fue tan traumático todo, porque si piensas que Andrés tenía 49 años, de alguna manera todos sabíamos que tenía más riesgo de enfermar. Pero también uno piensa que tiene más posibilidades de sobrevivir, porque aparentemente no estaba enfermo, tenía buena contextura física, caminaba harto”, añade por otro lado Paola Gallardo.

“Él se daba cuenta que algo no andaba bien, estaba en su cuarentena en su casa y las cosas se pusieron más dificultosas, entonces se fue ese día manejando y como que de pronto de un día para otro todo empezó a ir mal”, dice su esposa.

Lo complejo fue que en los análisis que le practicaron, descubrieron que el hemograma estaba alterado y que todo indicaba que tenía leucemia, algo que todos desconocían hasta ese minuto y que complicaba su tratamiento como paciente covid.

“El supo de la leucemia. Me dijo que había salido mal el hemograma. Le preocupó decirme, como que quiso tranquilizarme con que era por el mismo covid, porque produce complicaciones hematológicas, pero intuía. Creo que trató de no preocuparme”, cuenta Gallardo.

“Fue todo muy rápido, el ingresó con poco requerimiento de oxígeno un día viernes, el sábado me escribió ‘estoy preocupado, estoy desaturando a ratos’, después se recuperaba y el domingo me escribió como una despedida: ‘Me van a entubar, te amo’. Y eso fue por Whatsapp, esa fue la despedida”, cuenta.

“Siempre queda la sensación que se pudo haber hecho más, que si se hubiera hecho el examen antes y luego uno piensa en la injusticia de la vida”, reflexiona por su parte Pola Brenner.

“Su proyecto de vida más importante eran sus hijos y su esposa. Entonces, es doblemente doloroso que él los haya dejado. Para él su familia era su vida”, dice su madre.

Su esposa apunta en esa misma línea. “Yo creo que nuestro principal proyecto truncado fue no envejecer juntos y ver crecer a los niños juntos”, lamenta.

Brenner además aboga por su legado en el tema de los trasplantes, que en nuestro país aún es un tema pendiente por avanzar.

“Me gustaría que no lo olviden, no olviden su trabajo y lo recuerden como la persona que fue y todo lo que aportó”, concluye.

Respecto a cómo lo han ido superando con el paso de los días, Paola Gallardo es enfática en afirmar que aún está en proceso, pero que el cariño de las personas, en especial sus pacientes, les ha servido de mucho para sobrellevar su partida.

“A pesar que ves todo negro porque se te muere alguien a quien quisiste 20 años, con quien tenías una vida, a pesar de lo mortífero, de lo negro que es, empieza a circular tanto amor, aunque él no esté, en cosas que fue dejando, en los niños, de los pacientes que le escribían a su celular, y es tanto el amor que los pacientes transmitían hacia él, hacia mí, sin conocerme, hacia los niños, era tanto el amor que empezó a circular”, concluye Gallardo.

Las cifras de los caídos

Este miércoles se cumple un año del primer caso de covid-19 diagnosticado en nuestro país, una pandemia que ha dejado una estela de muerte entre quienes día a día le plantan cara al virus maldito, como lo son los profesionales de la salud.

De acuerdo a cifras del Colegio Médico, en nuestro país 24 facultativos de distintas especialidades han perdido la vida debido al SARS-CoV-2, considerados de la “primera línea” de la salud.

Por su parte, la Confederación Nacional de Funcionarios de Salud Municipalizada, entregó un último balance en la red social Twitter, en donde cifró en 19 los trabajadores fallecidos producto de la pandemia.

Cabe destacar que estas cifras son datos aproximados, debido a que no hay un registro oficial de personal de salud fallecido a causa del covid-19.

El número real aún es desconocido.